La policía encontró en este almacén de municipio de Eivissa 358 fardos de hachís que pesan 10,74 toneladas.

La droga llegó a Eivissa en lanchas neumáticas de gran velocidad a través de una o varias calas del norte de la isla. Cala Xarraca fue, probablemente, una de ellas. Los investigadores dan prácticamente por seguro que Eivissa era solamente un paso previo para el traslado por mar de la droga a la Península, Francia e Italia. Además, el grupo tenía intención de empezar con el traslado de la droga en varias tandas en los próximos días.

Un libanés considerado el presunto jefe de la banda, con conexiones en Francia y Portugal, fue localizado en la localidad malagueña de Estepona.

Los arrestados pasaron de nuevo la noche en las dependencias de la Guardia Civil y hoy, ya cumplidas 72 horas desde el momento de su detención, serán puestos a disposición judicial, informó ayer el delegado del Gobierno, Ramon Socias, que viajó en helicóptero a Eivissa junto con los máximos responsables de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía en el archipiélago.

Socias no reveló ningún dato sustancial acerca de la operación, bautizada como «Zódiac», ni de la forma de trabajar del grupo, ni dijo nada acerca de por qué utilizan la isla como lanzadera para recibir y distribuir la droga, ya que el operativo continúa abierto -podría haber más detenidos, dijo el delegado- y se encuentra bajo secreto judicial. Socias felicitó a los agentes que han trabajado en la operación y regresó a Mallorca en el helicóptero que lo había traído.

Ninguno de los detenidos es ibicenco o residente y todos tienen entre 20 y 35 años. Fuentes de la investigación explicaron ayer que los detenidos «no sueltan prenda» y que por el momento no se ha podido constatar si habían utilizado la isla en otras ocasiones para recibir y distribuir hachís por Europa.

El Ministerio del Interior aclaró en un comunicado algunas de las incógnitas de este caso. Las investigaciones se iniciaron en diciembre, cuando se tuvo la sospecha de la introducción de importantes cantidades de droga por vía marítima que eran alijadas en puntos de la costa española, principalmente el Levante y el Delta del Ebro, mediante embarcaciones de gran velocidad.

Más adelante, se conocieron los mecanismos de trabajo de la organización y la inminente introducción de hachís, por lo que se establecieron dispositivos con el objetivo de detectar los envíos. La investigación también llegó a puntos de Portugal y Francia. Las lanchas -conocidas como «gomas» y capaces de transportar hasta seis toneladas- procedían del Reino Unido y eran generalmente ocultadas en la costa francesa, donde los investigados disponían de un complejo entramado que se dedicaba a la ocultación, mantenimiento y preparación de las mismas. Con las «gomas» ya listas, la organización trasladaba a sus pilotos para que realizaran el transporte por mar hasta Marruecos. Allí cargaban y ponían rumbo a España, Eivissa en este último caso conocido. Una vez en la isla receptores de la droga buscaban la infraestructura, como la nave industrial y los pisos de Sant Antoni y Cala de Bou donde fueron detenidos.

Fuentes de la investigación explicaron ayer que las casi once toneladas de hachís aprehendidas el pasado sábado en Eivissa fueron introducidas por calas del norte de la isla, ya que se trata de la zona menos vigilada y, por tanto, la más segura. Además, la gran cantidad de entrantes y pequeñas cuevas que hay en el área permiten a las embarcaciones de los narcos ocultarse en el caso de que adviertan el peligro de un posible abordaje por parte de las Fuerzas de Seguridad. Algunas de las últimas actuaciones policiales han puesto de manifiesto que Eivissa es una lanzadera en la que se almacena tanto hachís como cocaína para distribuirla por la Península y Europa.