El Seat Toledo que conducía el joven mostraba la violencia con que se produjo la colisión. Foto: SONIA GAITÁN

El Seat Toledo, con matrícula de Barcelona, que conducía Carlos M.C., un joven de 29 años nacido en Mallorca pero afincado toda la vida en Eivissa, se estrelló contra una palmera en la entrada de la rotonda de ses Figueretes. El coche quedó completamente destrozado y su acompañante, la ibicenca de 28 años María M.M., también resultó herida grave, aunque su estado, al cierre de esta edición, no era tan crítico como el de Carlos M.C.

Carlos M.C. iba a entrar en la rotonda de ses Figueretes cuando por causas que se investigan perdió el control del volante y el coche irrumpió sin control en la isleta. La colisión fue brutal, tal y como se puede desprender de los daños frontales que presentaba su coche.

El accidente ocurrió en la Avenida de la Paz poco después de las dos y media de la madrugada y sin que presumiblemente se viera involucrado ningún vehículo más. La Policía Local de Eivissa barajaba en su investigación, por los grandes daños detectados en el coche, que el Seat Toledo circulara a gran velocidad y que al menos su conductor no llevara puesto el cinturón de seguridad.

El 061 atendió minutos después a los dos heridos. Ambos terminaron ingresados en la UCI de la Policlínica de Nuestra Señora del Rosario. Carlos M.C. sufrió una fractura de la primera vértebra cervical, así como otra en la cabeza; traumatismo craneoencefálico, rotura hepática y luxación de fémur, entre otras lesiones graves. La joven que iba con él en el asiento del acompañante, por su parte, convalecía este centro de otra contusión craneal, fractura de fémur y rotura hepática. Su pronóstico también era muy grave, aunque, salvo complicaciones, no se temía por su vida.