El arquitecto Arturo Vila y, detrás, el jefe de obras, Juan Bonet.

La cierre de esta edición -pasadas las dos de la madrugada- y después de un maratoniano interrogatorio, la jueza que investiga el derrumbe del hotel Son Moll, que se saldó con cuatro trabajadores fallecidos, decretó la libertad con cargos y sin fianza del arquitecto Arturo Vila, el aparejador Juan Luis Pujol, y al jefe de obras Juan Bonet.

Los tres detenidos por el desplome del anexo del hotel de Cala Rajada llegaron a los juzgados de Manacor pasadas las cuatro de la tarde, en medio de una gran expectación mediática. Habían pasado dos noches en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil, en la calle Manuel Azaña de Palma, y en sus rostros, al menos en los dos que dieron la cara, se notaba el cansancio acumulado a lo largo de las 48 horas en los calabozos. Al mismo tiempo llegaron a las dependencias judiciales los abogados de los acusados e imputados, entre ellos Eduardo Valdivia y Gabriel Garcías. El interrogatorio a los arrestados se abrió con Arturo Vila Vidal, arquitecto y máximo responsable de la obra.

Más declaraciones
Además de los letrados y la jueza, también estuvo presente en las declaraciones el fiscal. Tras Vila, declararon el aparejador Juan Luis Pujol y el jefe de obras.

Por otro lado, ayer Hoteles Serrano, propietario de Son Moll, remitió otro comunicado de prensa en el que insistía en que las medidas de seguridad se habían cumplido de forma escrupulosa. Las obras «contaban con el plan de seguridad que exige el arquitecto municipal y el mismo Colegio de Arquitectos. Este plan, a su vez, contaba con un coordinador de obras, delegado de Seguridad y los correspondientes técnicos que supervisaban el proyecto».

La familia Serrano, representada por el bufete de Miquel Capellà, ha descartado también que existieran consignas para que los trabajos de reformas en el hotel de Son Moll se llevaran a cabo contrarreloj o que los obreros trabajaran de noche. «No se ha trabajado en días festivos y sólo se ha permitido el trabajo los sábados por la mañana como en muchas empresas de construcción», añade el comunicado.

El hotel de Cala Rajada tenía previsto abrir sus puertas en Semana Santa, completamente remodelado. Tres de sus plantas, de un anexo del edificio principal, se hundieron el martes y atraparon mortalmente a cuatro trabajadores, dos españoles y dos de origen marroquí.