La responsable del juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, deberá decidir si la obstinación de un vecino de Sant Antoni por recuperar una relación matrimonial de 13 años, así como el modo de hacerlo, son susceptibles de que éste hubiera incurrido en un presunto delito de coacciones leves. La afectada señaló en el juicio de su ex marido que se siente acosada por él y que éste la estaba esperando continuamente en una parada de autobuses Sant Antoni cuando ella regresaba de Eivissa. El fiscal requirió a la juez que el sospechoso cumpliera 60 días de trabajo para la comunidad y que no contacte ni se acerque a su ex pareja en los próximos dos años.

«Después de todo lo que ha pasado, no me queda más remedio que aceptar que esto se ha acabado», dijo en la vista el acusado. El incidente que motivó su detención ocurrió el día 13 de este mes en la parada de Sant Antoni donde se apeó la víctima minutos después de que viera a su marido en Vila cuando ella se subía al autocar de línea como hacía cada día para regresar a casa. Una amiga acudió en su auxilio cuando el acusado perseveraba en sus deseos de convencerla por el Passeig de ses Fons y ésta pidió ayuda por su teléfono móvil. El hombre quería que la acompañara hasta su coche. «Me está esperando siempre en la parada de autobús porque sabe cuando vuelvo. Sólo quiero que me deje en paz», declaró la denunciante. «No se llegaba a creer lo del divorcio y hasta que no volví de la Península no empezó a entenderlo», añadió. «Sólo fue ese día cuando la esperé en el autocar. Quería una oportunidad y por eso le dije que me estaba volviendo loco y que iba a hacer una locura», explicó el acusado.