Dos multas y una indemnización que supera los 300.000 euros. Ésta es la pena que pidió ayer la acusación particular al considerar que un conductor de la isla cometió una falta de imprudencia en la tarde del 21 de julio de 2006 cuando realizó, supuestamente, sin detenerse y sin tomar las precauciones debidas un giro en la carretera de Santa Eulària a Sant Carles, maniobra que costó la vida a un motorista de nacionalidad francesa de 31 años y dejó malherida a su novia. Ésta última es una chica de nacionalidad polaca que viajaba con el fallecido y a la que se la ha concedido la incapacidad total por las graves lesiones que sufrió en la cadera y en una mano. Según el examen forense, su minusvalía le impide llevar a cabo su trabajo como camarera, empleo que tenía en la isla cuando tuvo lugar el accidente.

El siniestro ocurrió cuando la víctima, que pilotaba una Hornet CB, intentaba adelantar al Mercedes que conducía el acusado, persona que compareció ayer ante el titular del juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa, Pablo Mendoza, después de que se emprendiera acciones legales contra él al entenderse que pudo cometer una negligencia leve que resultó faltal.

Distracción

El informe de la Guardia Civil de Tráfico estableció que dicha persona cometió una distracción y realizó un giro antirreglamentario al supuestamente sólo reducir la velocidad para cambiar al carril contrario y salirse de la carretera, tal y como era su intención.

La colisión, que destrozó la moto y causó graves daños al turismo, sin embargo, no se produjo dentro de la calzada sino que tuvo lugar fuera de ella después de que el coche y la moto coincidieran en su trayectoria lejos ya de la carretera. Esta circunstancia hizo pensar a los investigadores que, por una parte, la víctima no tuvo opción al verse encerrada, por lo que buscó una salida desesperada, y que el acusado no deparó en la presencia de la moto que trataba de adelantarle, continuando con su plan previsto.

El motorista perdió la vida en el acto mientras que su acompañante fue evacuada en estado grave a la Policlínica de Nuestra Señora del Rosario.

Según el conductor implicado, él llevaba una velocidad moderada, inferior a los 50 km/h en una vía en la que el límite genérico se establece en 90 km/h.

La investigación del a Guardia Civil de Tráfico, por la ausencia de huellas de frenada, no pudo establecer cuál era la velocidad a la que iba el motorista cuando se dio cuenta de que el choque inminente. El examen de la moto realizado por los agentes de Tráfico reveló únicamente que la Hornet CB llevaba engranada la cuarta marcha y que, en el momento del impacto, no estaba encendido ningún intermitente. Los agentes que declararon en el juicio explicaron que este hecho no era determinante porque el motorista podía haber señalado primero su desplazamiento y volver a accionar el intermitente cuando ya estaba en el carril contrario sin cometer por ello ninguna infracción.