Un conductor ibicenco, al que la Guardia Civil detuvo el pasado 25 de septiembre tras dar positivo en una alcoholemia que se le practicó tras ser interceptado en un control que se llevó a cabo a la salida de Sant Rafel, salió ayer absuelto después de que su abogada demostrara que la etilometría se había practicado con un etilómetro que no había pasado la revisión en la fecha que establecía la normativa. La letrada Alicia Hernando también argumentó que el acusado no presentaba claros síntomas de ebriedad y que los ojos rojos que se le apreciaron bien podían deberse a que estuvo cenando en un restaurante especializado en carne a la brasa y en el que su cliente estuvo sentado en una mesa próxima a la barbacoa del establecimiento.

Error de apreciación

Los agentes que realizaron el atestado reconocieron ayer ante la magistrada Clara Ramírez de Arellano, titular del juzgado de Lo Penal número 1 de Eivissa, que el etilómetro estaba equivocado y atribuyeron el error a un problema de fechas. El aparato, con una «caducidad» en su sistema de un año, había pasado la revisión en mayo de 2008 pero hasta diciembre de ese mismo año no se expidió el certificado que garantizaba que había pasado la prueba. Ello confundió a los agentes al pensar que hasta diciembre de 2009 no tocaba la siguiente revisión.

El acusado dio en dicha etilometría una tasa de 0,73 mg/l. Según éste sólo había tomado dos cervezas y dos combinados desde las diez de la noche hasta las dos de la madrugada, hora en la que salió del restaurante de Sant Rafel en el que estuvo. Los agentes, además, indicaron que, pese a estas pruebas y al aliento a alcohol, el conductor hablaba claro y fue muy educado durante el control.