La juez Clara Ramírez de Arellano, titular del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, dejó ayer vista para sentencia la causa de cuatro agentes del Cuerpo Nacional que tuvieron que sentarse en el banquillo como supuestos autores de las lesiones que, cuando todos ellos estaban en periodo de prácticas, sufrió un vecino de Vila con el que presuntamente habían tenido una discusión de tráfico minutos antes.

La víctima, de 29 años, precisó asistencia sanitaria y puntos de sutura de las heridas que presentaba en la cabeza. Los policías, que se hallaban fuera de servicio cuando ocurrió todo en la madrugada del 8 de marzo del año pasado, se enfrentan a tres años de prisión, condena que pide para ellos la acusación particular. El fiscal, por su parte, también ha resulto que hay indicios de delito y reclama una condena de un año de cárcel para cada uno de los agentes.

Expedientados

Los policías, que se hallan expedientados y a la espera de que se resuelva la causa judicial que pesa sobre ellos, lograron jurar su placa. Según la información recogida por este periódico, al menos tres de ellos continúan destinados en la Comisaría de Eivissa. El joven que resultó herido, una persona que dijo llevar trece años viviendo en Eivissa «sin haber ocasionado ni un solo problema», a su vez, se juega una multa de 816 euros por los daños que presentaba el vehículo particular de uno de los agentes, que, según sus declaraciones, sufrió desperfectos después de que el otro implicado les arrojara por dos veces una valla de obras.

El incidente se desarrolló entre la avenida de Santa Eulària y la calle Pere Francés de Vila. Los policías bajo sospecha aseguraron ayer que, sin hacer en ningún momento gala de su condición de alumnos en prácticas, se limitaron a retener a un individuo que en completo estado de ebriedad y sin ninguna relación con ellos les lanzó una valla cuando dos de ellos iban en un coche tras haberse despedido de sus otros dos compañeros. Además, señalaron que las heridas debió hacérselas solo al caerse en dos ocasiones cuando intentaba huir. Los agentes llevaban en la isla entonces entre un mes y dos meses.

El joven que presentaba las heridas, por contra, afirmó que todo comenzó cuando él se bajó de un coche en el que iba en la avenida de Santa Eulària aprovechando una parada en un semáforo en rojo y los agentes, que estaba en otro coche, empezaron a recriminarle su comportamiento. «Me dijeron que eran policías secretas y que me iba a enterar», afirmó.