El napolitano V.T. tenía 19 años cuando en 2007 fue detenido en la isla por la comisión de dos robos con violencia al ya tradicional estilo desarrollado en su tierra y perfeccionado en lugares como éste. Consiste, como todo el mundo sabe, en arrancar relojes de lujo de las muñecas de sus propietarios.

El sistema funciona. De hecho, V.T. fue detenido y condenado -aunque después fue indultado-, pero varios grupos de napolitanos y calabreses detenidos y encarcelados de forma preventiva en Eivissa después han sido absueltos por falta de pruebas e incluso podrían haber denunciado a la Justicia, aunque no lo han hecho. Algunos relojes de estos sólo cuestan 3.000 euros, pero en Eivissa se han denunciado robos de Rolex por valor de hasta 100.000, así que no es de extrañar que con esta buena relación costes-beneficios el asunto no sólo continúe sino que incluso prolifere.

El caso de V.T. es significativo. El Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa lo condenó a tres años de prisión por dos robos de este tipo cometidos en el verano de 2007. En este caso había pruebas y prefirió reconocer los hechos. Dijo que lo hacía para ayudar a su familia y pidió clemencia.

Rehabilitación

La defensa insistió en que era muy joven y que podría rehabilitarse si se le daba una oportunidad. Incluso su padre viajó desde Nápoles citado por la defensa para explicar que los problemas económicos de la familia empujaron al joven a cometer asaltos de este tipo. El padre presentó su nómina, 1.500 euros mensuales como funcionario municipal, y dijo con ese dinero no llegaba. Tras la condena, la defensa solicitó el indulto al Gobierno, que lo concedió, pero tarde. V.T. no esperó y aprovechó un permiso penitenciario para no regresar a la cárcel de Eivissa.

El Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa lo declaró en rebeldía y está en busca y captura. Justo después llegó el indulto.

Por lo visto regresó a su país. Ahora tiene 22 años y en enero pasado ingresó de nuevo en prisión por un intento frustrado de robo con violencia de un reloj Rolex. Ha sido condenado por un tribunal de Bolonia a tres años de prisión y una multa de 80 euros y, en principio, estaba en arresto domiciliario, pero, según el NapoliToday, no lo respetó.

Este tipo de robos se ejecuta normalmente en pareja. Siguen en moto a su víctima y cuando llega el momento adecuado uno de ellos ataca por detrás al dueño del Rolex hasta lograr arrancárselo de la muñeca. El conductor de la moto espera al lado para emprender la huida con el botín. El casco impide que se les pueda ver bien el rostro.