J.M.A.

Tres años y tres meses de prisión se juega A.T.P., un hombre acusado de maltrato habitual sobre su pareja sentimental a lo largo de al menos 15 años. El Ministerio Público pide por este presunto delito dos años de cárcel, nueve meses por amenazas y seis meses más por quebrantamiento de condena, ya que sobre el acusado, que se encuentra recluido en la prisión de Eivissa, pesaba una orden de alejamiento respecto de su pareja.

Ante la juez del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, que dejó el caso visto para sentencia, el acusado no reconoció los hechos, aunque los testimonios contra él son contundentes. Su abogado alegó que el alcoholismo que padece su cliente debe tenerse en cuenta a la hora de dictar sentencia; que respecto a la acusación de quebrantamiento de la orden de alejamiento fue algo consentido por la mujer; que las presuntas amenazas no están acreditadas, y que no puede haber maltrato habitual ya que no concurre la proximidad de los hechos, para lo que citó jurisprudencia al respecto.

La mujer, que llevaba casi 30 años como pareja del acusado, explicó a la juez que la primera denuncia contra él la puso en 1996, pero después la retiró, ya que A.T.P. prometió cambiar. En agosto de 200 ya fue condenado. La mujer recibió golpes en diversas partes de su cuerpo.

En otra ocasión, señaló la mujer, la encerró en la cocina y amenazó con matarla. Un hermano y una hermana del detenido acudieron en aquella ocasión a la casa para mediar, pero se fueron sin sacarla de su encierro en la cocina, declaró la mujer.

Los celos y el alcohol

Tras los supuestos episodios violentos, la mujer aceptó la reconciliación en varias ocasiones porque no la dejaba en paz, en palabras de la denunciante, que dijo que es violento solamente cuando bebe. En 2005 inició tratamiento y ante el psicólogo reconoció el maltrato habitual, pero abandonó las sesiones. Una vecina de la pareja corroboró por completo la versión de la denunciante y, aunque dijo que el acusado es una buena persona, añadió que «los celos y el alcohol son incompatibles».