El suceso tuvo lugar hace ahora casi cinco años cuando el responsable de la recogida del dinero en las barras hacía la ronda y precisó la asistencia del persona de seguridad al considerar que la víctima, por su estado de agitación, podría entrañar un peligro.

Según el afectado, fue de improviso inmovilizado por desconocidos, arrastrado por suelo semiconsciente con la cabeza a ras del suelo y expulsado de la discoteca por una salida de emergencia con un puñetazo en la cara.

El acusado, por contra, aseguró que el desalojo se realizó sin que hubiera ninguna agresión directa aunque sí un «accidente» cuando tropezaron y cayeron al firme. «Luego él y sus amigos quisieron volver a entrar. No estaría tan mal si tenía la mandíbula rota», alegó en sus palabras finales el sospechoso.

Penas

La juez Clara Ramírez de Arellano, titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, dejó ayer visto para sentencia este caso. El fiscal pidió cuatro años de prisión para el sospechoso. La acusación particular, un año menos, así como una indemnización de 24.653 euros. Según éstas, el empleado actuó con alevosía y con abuso de superioridad. «No sólo me arruinaron las vacaciones en Eivissa», dijo en la vista el afectado, persona que, según los partes médicos, estuvo 45 días hospitalizado y 170 impedido. Precisó dos intervenciones quirúrgicas, una en un hospital de la Isla y una segunda en Roma.

La víctima, barman de un crucero que había desembarcado en Montecarlo tras cinco meses de navegación, llevaba dos isla en Eivissa cuando ocurrió el incidente en la madrugada del 13 de septiembre de 2005. «No llegué a perder el conocimiento del todo. Me sujetó la tráquea y, en un momento dado, me desvanecí. Me cogieron por los brazos como si fuera un saco y me sacaron afuera», aseguró la víctima. Tanto ésta como un amigo, que también compareció en el juicio, afirmaron que fueron abordados por personas que no llevaban ni camisetas con identificativos ni pinganillos que hicieran pensar que se trataba de personal de seguridad de la discoteca.