El fiscal pidió ayer una multa de 1.800 euros para tres personas que han sido procesadas por supuestamente enriquecerse con un sello de la ITV sustraído de sus oficinas. La Guardia Civil de Tráfico detuvo a todos ellos cuando uno de los acusados fue a pasar la revisión que le tocaba y se descubrió la irregularidad en su documentación. Todo ello, después que los técnicos del servicio hubieran descubierto el robo y hubieran cambiado el modelo de tampón que anteriormente estaban utilizando.

El «negocio» que quedó al descubierto se cerró en un bar de Talamanca en el que trabajaba el supuesto responsable de la sustracción del sello, un joven, menor de edad cuando ocurrió el robo, que se apoderó del tampón aprovechándose su libertad de movimiento por las oficinas cuando ayudaba a instalar el aire acondicionado.

En un cajón

Según dicha persona (único de los tres acusados que compareció ayer en el juicio), el sello, hurtado más bien por una travesura de adolescente, quedó olvidado en un cajón hasta que lo vio el entonces compañero sentimental de su madre. «Volví a verlo en el bar en el que trabajaba. Yo no sabía nada. Él lo enredó todo», afirmó.

Fue en dicho establecimiento donde se contactó con el tercer implicado, persona que aceptó pagar 50 euros a cambio de que le estampara en su tarjeta de conductor el sello que avalaba que había pasado las pruebas de la ITV.

«En todo caso fue por hacerle un favor a dicha persona. Yo no tuve ningún ánimo de lucro», explicó el mismo acusado ante la titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa.

Pero el «pagador» de este servicio tuvo que pasar realmente por las instalaciones de Santa Gertrudis cuando volvía tocarle la revisión de su vehículo, un Nissan Patrol.

Fue entonces cuando los empleados de la ITV vieron que el sello anterior no correspondía con el que tocaba y que, además, había irregularidades con las firmas de los documentos.

Fechas

«Las fechas no cuadraban. Se había usado un sello de forma redonda cuando era el cuadrado el que tocaba. De las dos firmas que debía haber, sólo había una y tampoco coincidía. Los técnicos, alertados de que había desaparecido durante ese tiempo uno de los sellos, nos avisaron enseguida y rápidamente procedimos a interrogar al conductor bajo sospecha. Éste terminó colaborando con nosotros», relató el agente de Tráfico que se encargó de la investigación.