La juez del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez de Arellano, ha absuelto a un hombre que estaba acusado de malos tratos. En resumen, para argumentar el fallo, en la sentencia se destacan las contracciones entre la declaración de la mujer y la de los testigos, entre ellos su propio hijo.

Aunque el fallo aún puede ser recurrido, la sentencia da la razón al abogado del acusado, que el día del juicio argumentó duramente contra la denunciante: «No se puede utilizar la ley de violencia de género en beneficio propio, con intereses espurios». «A todos en la sala nos ha quedado claro que, aparte del desprecio de ella hacia él, ella no tiene ningún miedo hacia el encausado ( ) todo apunta a que el maltrato ha sido de ella hacia él, psicológico y continuado, aprovechándose de él», añadió el letrado.

Según el relato de la denunciante, sobre las dos de la madrugada del 4 de abril, el acusado rompió con un mazo una ventana, una puerta y parte de una pared para acceder al restaurante de la denunciante en la zona de ses Salines, el Toromar, y, una vez dentro, tras una discusión, la tiró al suelo y le puso un cuchillo de barbacoa que había en el local entre el cuello y el pecho y le dijo, según el relato de la mujer, que si no iba a ser de él, no sería de nadie. En ese momento apareció el hijo de la presunta víctima, que estaba en otra parte del local y escuchó gritos, y el acusado huyó, siempre según este relato.

El problema de la hora

En la sentencia se alude a la incompatibilidad de la versión de la denunciante y de su hijo. Ella dijo que ocurrió a las dos de la madrugada; él comenzó diciendo que fue a las nueve de la noche y fue retrasando la hora, pero negó que pudiera ser en el momento que dijo su madre, cuyo testimonio ante la juez él desconocía.

También se destacan las contradicciones entre el testimonio de la mujer y el de un viejo amigo de la misma, que reveló que el 4 de abril comieron juntas dos parejas, incluida la formada por el acusado y la denunciante, algo que ella previamente había negado.

Añadió que ella dijo en la comida que el acusado había hecho obras en el restaurante, algo que también había negado ella, y que incluso la denunciante afirmó, tal vez no en serio, que igual se casaba con el denunciado.