Mohamed C., de 47 años, tras salir de los Juzgados y después de que la juez decretara prisión incondicional. | Marco Torres

Dos hermanos ibicencos, que se enfrentaron al sospechoso cuando, tras presenciar un accidente de circulación, detuvieron su coche y lo vieron golpeándole la cabeza con una piedra, le salvaron la vida. La Guardia Civil de Tráfico hizo el resto. La víctima convalece en Can Misses de un edema cerebral y de una fractura occipital y su estado era ayer, pese a no hallarse en coma, de muy grave.

Mohamed C., vecino de Santa Eulària, natural de Marruecos y de 47 años, ingresó ayer en la cárcel sin fianza por orden de la juez María Risueño, responsable accidental de Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Eivissa, como sospechoso de intentar acabar con la vida de su esposa, una mujer de 35, nacida en este país y que, tras 13 años de matrimonio, comparte tres hijos pequeños con el hombre que, sin un motivo aparente, quiso presuntamente asesinarla en la tarde del miércoles. En el auto de prisión, también se estima la pérdida potestad de sus hijos.

La investigación judicial baraja como muy probable que Mohamed C. la rociara primero con gasolina y luego la raptara con la intención de llevársela a un lugar aislado donde matarla. Durante el trayecto, la víctima recibió supuestamente una tanda de palos y logró zafarse de ser arrojada en marcha en el coche en el que ambos iban.

El fin de tal macabro viaje tuvo lugar a tres kilómetros de Sant Mateu. El vehículo en el que iba la pareja fue visto haciendo maniobras de zig-zag y las personas que le seguían vieron cómo se abría en varias ocasiones la puerta del acompañante. El coche, como ya informó este periódico en lo que en un principio se creía era una pelea entre una pareja que desencadenó un accidente, se salió de la carretera y colisionó contra un árbol.

Sorprendido

Los dos hermanos que pararon tras ellos vieron cómo el acusado supuestamente golpeaba a la mujer con una piedra. En el coche también se halló luego un palo. Según consta en el atestado policial, ambos hermanos gritaron al sospechoso exigiéndole que soltara la piedra que portaba, momento en que éste se le enfrentó y cuando la afectada ya estaba inconsciente.

Instantes después llegó al lugar del siniestro una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico. Mohamed C., al parecer, simuló en entonces que estaba atendiendo a su mujer de lo que dijo haber sido un mero accidente.

Los agentes, pese a esa declaración, unieron rápidamente cabos al inspeccionar el lugar y ver la piedra manchada de sangre. El testimonio de las personas que detuvieron su vehículo junto al sitio de la colisión terminó de concretar los indicios. Mohamed C. fue entregado en el puesto de Sant Antoni para que se continuara con su interrogatorio.

Aterrorizada tras varios años de maltrato

Todas las fuentes consultadas por este periódico coinciden en señalar el estado de terror en el que se hallaba la víctima. Una comisión judicial, encabezada por la juez Risueño y la fiscal, se trasladó ayer a Can Misses para poder tomar declaración a la víctima. La mujer, con signos evidentes de la violencia de la que supuestamente había sido víctima, terminó confesando que su marido, de quien dependía para sobrevivir, quiso acabar con su vida y que sufre golpes desde hace años. Menores se ha hecho cargo de sus tres hijos de 10, 6 y 5 años.

El sospechoso dice que las heridas son consecuencia del accidente

Mohamed C. se declaró ayer inocente de haber intentado haber asesinado a su esposa y negó cualquier acción de maltrato durante los 13 años de matrimonio. Según los datos que han trascendido sobre su comparecencia, el sospechoso justificó las lesiones y el olor a gasolina que presentaba su mujer únicamente como una consecuencia del impacto originado al estrellarse el coche contra el árbol. El sospechoso, a su vez, explicó que el vehículo se salió de la carretera cuando oyó que estaba recibiendo una llamada en el teléfono móvil y perdió el control del volante al intentar coger el celular para atenderla. Fuentes conocedoras del caso, asimismo, indicaron que Mohamed C. se perdió en vaguedades durante la hora aproximada que duró su declaración (una buena parte de ella realizada en castellano).

El acusado no supo aclarar con precisión por qué transitaba la zona de Sant Mateu, un lugar prácticamente desconocido para la víctima y mucho menos aún dar explicación a los distintos indicios que apuntaban a que la afectada había sufrido golpes con un palo y con una piedra. Por todo ello, la juez abrió diligencias ante un posible caso de asesinato en grado de tentativa.