El juez de guardia dejó ayer en libertad con cargos a J.C.M., un ibicenco de 39 años de edad que fue detenido el pasado miércoles por la noche en un bar del barrio de ses Figueretes cuando blandía una gran espada japonesa, con un filo de 75 centímetros, sobre la cabeza de otro hombre.

Tras escuchar en el juzgado de guardia las declaraciones del acusado, de la víctima y de dos testigos que estaban en el establecimiento, se alcanzó la conclusión de que la intención de J.C.M. no era la de matar a su contraparte, ni siquiera herirle, sino simplemente amedrentarle con contundencia.

Los hechos se produjero en el bar Esmeralda el pasado miércoles por la noche. Dos personas comenzaron una fuerte discusión. Uno de ellos se fue a su casa -al parecer vive cerca de este local de copas- y al poco tiempo regresó con una gran espada japonesa o catana.

Preocupado por el tono que estaban adquiriendo los acontecimientos, una de las personas que estaba en la zona llamó a la policía.

Una patrulla de agentes del Cuerpo Nacional de Policía que circulaba en prevención de la delincuencia por el barrio de ses Figueretes llegó al bar justo en el momento en que J.C.M. tenía la enorme catana sobre la cabeza del otro hombre. Al ver a los agentes, el hombre depuso su actitud, entregó el arma a los agentes y se dejó engrilletar. Los agentes le encontraron además un pequeño cuchillo.

Dos noches de calabozo

El juzgado de guardia ofreció a la víctima la posibilidad de decretar una orden de alejamiento, lo cual se negó. Al parecer se trata de dos personas que se conocen desde hace tiempo, que bebieron demasiado y que comenzaron una discusión que acabó dirimiéndose con una espada. El detenido pasó dos noche en el calabozo.