El 508 del número 33 de la calle Cervantes de Sant Antoni, un apartamento de 50 metros cuadrados, quedó completamente arrasado por las llamas ayer a primera hora de la mañana. Aunque en un principio se temió por la vida de su único morador, un joven de nacionalidad brasileña, tras derribar la puerta de entrada a la vivienda se comprobó que, contra todo pronóstico, no estaba dentro.

Cuatro personas, entre ellas tres policías locales, resultaron levemente intoxicadas por inhalación de humo. Fueron atendidos por el personal de una ambulancia del Ib-Salut y después fueron trasladados al centro de salud de la localidad, donde permaneciera un tiempo en observación.

La Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación de las causas del incendio, señalaron ayer desde el Parc de Bombers. Todo indica, no obstante, que el fuego nació de un alargador eléctrico que estaba enrollado. De esta forma, el alargador, al que había varios aparatos enchufados, habría actuado como una resistencia hasta que una sobrecarga de calor generó la primera llama.

La alarma la dio a las ocho menos cuarto de la mañana un vecino del edificio, que llamó al 112. Los primeros en llegar fueron los agentes de la Policía Local de Sant Antoni que decidieron, por precaución, ordenar el desalojo de las viviendas superiores del edificio.

En total, lo hicieron 15 personas, que pudieron regresar a sus casas sobre las diez de la mañana, una vez que los responsables municipales, avisados por los bomberos, certificaron que el fuego no había afectado a la estructura del edificio.

Llamas muy potentes

Cuando llegaron los bomberos, los agentes ya habían tirado la puerta abajo y habían intentado sofocar el fuego con extintores, pero las llamas eran tan potentes que tuvieron que desistir.

El trabajo de extinción lo realizaron cinco bomberos, todos los que había disponibles, que acudieron al lugar en un camión nodriza. El fuego se dio por extinguido a las 10,15 horas.

Además de destrozar el apartamento con todos sus enseres, las llamas afectaron al piso de arriba a través de la fachada.

«El fuego avanzaba y nos preocupaba que hubiera gente dentro»

La intensidad de las llamas era tal que, antes de que llegaran los bomberos, los agentes de la Policía Local de Sant Antoni derribaron la puerta de la vivienda, ya que pensaban que había personas en su interior. «El fuego avanzaba y nos preocupaba que hubiera gente dentro, por eso derribamos la puerta», explicó ayer uno de los agentes. Los policías pensaban que dentro estaba el único habitante de la vivienda porque los vecinos les habían informado de que a esa hora, las ocho menos cuarto de la mañana, siempre solía estar en casa. Por suerte, ayer no fue así.