El conseller en funciones, Albert Prats, pendiente del incendio de Morna. | Marco Torres

Le quedan unas semanas para dejar el cargo que ha desempeñado en los últimos cuatro años. Cuatro años que él mismo reconoce que no han destacado por la buena ventura. Y es que, parece que le ha tocado la legislatura maldita.
El conseller en funciones de Medi Ambient, Albert Prats, ha tenido que lidiar en estos últimos años con situaciones no sólo tensas, sino también devastadoras, como la del incendio de Morna. Empezó su carrera como conseller, dos días después de la toma de posesión y sin aún haberle delegado las competencias de medio ambiente, con el hundimiento del 'Don Pedro'; ha vivido en los últimos tres años el incendio de Punta Xarraca, el de Benirràs y el de Morna, todos en Sant Joan; una huelga de un mes de taxis y la huelga del transporte terrestre que afectó al suministro de la Isla. Éstas son sólo algunas de las incidencias experimentadas hasta el día de ayer. Y aunque no las quiere poner todas en el mismo nivel, son todos momentos en los que ha tenido que lidiar: «Podemos decir que he tenido muchos 'pollos'».
Prats lo asume: ha tenido mala suerte. Él mismo se define: «Soy la desviación estadística». Y es que, no es normal que en sólo cuatro años haya tenido que hacer frente a tantas situaciones de estas magnitudes. «Uno no se espera tener tan mala suerte, ni espera tener que afrontar todas estas situaciones en tan poco tiempo. Hemos tenido mala suerte en la vertiente personal, pero lo peor es la mala suerte que ha tenido Eivissa, por todas las implicaciones que supone para la Isla», apuntaba ayer el conseller en funciones, que permanecía, un día más, en el Puesto de Mando.
En cuanto a la gestión realizada en los tres últimos incendios, Prats asegura que en todos los casos se ha hecho todo lo posible: «Por desgracia, en Sant Joan hemos tenido tres situaciones en los tres últimos años muy negativas. Cada vez la situación ha sido más grave, no en el sentido lineal, sino exponencial. Cada situación ha multiplicado por diez la anterior y los medios y las personas que se dedican a estas situaciones ya están muy preparadas y les enseña cada vez más. La actuación ha sido muy correcta en todos los casos», defiende.
Ante la cuestión de por qué no se destinan recursos a limpiar los bosques, el conseller en funciones señala que es una tarea que corresponde a los mismos propietarios. «Es muy difícil que un propietario que no le saca rentabilidad a una zona forestal le destine dinero y recursos para tenerlo limpio», indica.
Y es que la convicción del aún conseller en funciones de Medi Ambient es la de impulsar políticas para hacer atractivo el mantenimiento de los espacios forestales. «Por eso se deberían impulsar políticas de gestión forestal sostenible, que implica la limpieza de los sotobosques y la valorización energética de los restos vegetales que implicaría un ingreso a estos propietarios de suelo forestal», explicó.
Después de estos cuatro años y las situaciones que ha vivido, Albert Prats le quita hierro al papel que ha desarrollado y apunta que en el caso de emergencias, «los políticos sólo somos el hilo conductor, somos un poco los conseguidores para los técnicos en caso de necesitar algo, pero ellos son los que tienen la experiencia para tomar las decisiones». En otros casos, como en el de los taxis, Prats no se arrepiente de ninguna de las decisiones tomadas en este su único mandato. A su sucesor, le desea suerte, mucho acierto en las decisiones y, sobretodo, sensibilidad con el territorio.