La operación llevaba mucho tiempo cocinándose y ayer reventó, casi al unísono, en unos 20 pisos y locales de la isla. El lugar más llamativo, por la cantidad de gente que pudo ver el espectáculo, fue Platja d'en Bossa, en la zona de discotecas y bares, donde los turistas disfrutaban desde las terrazas de los locales de algo que no se ve todos los días: agentes vestidos para la ocasión, algunos grandes como armarios, con armas al cinto, otros con capuchas, llevaban agarrados por los brazos a jóvenes engrilletados. Todos miraban en silencio, serios, no muy sorprendidos... Esto es Eivissa, la isla sin prisa...
Poco antes, algo circunspecto, pasa por la acera un conocido empresario de la zona. Cuando llega al punto donde se encuentra un guardia civil encapuchado y visiblemente armado, comenta la jugada: «Está bien, está bien... Esto es lo que hay que hacer contra toda esta gente que quiere vivir sin trabajar».
Los agentes bajan a los detenidos. Grilletes, guantes, armas, parece que en cualquier momento vaya a aparecer Bruce Willis con la placa colgando del cuello sobre la camiseta rota y manchada de sangre. Pero no, esto no es Hollywood. Esta mañana no se respira demasiado glamour en la isla del glamour.