Juan Carlos Torres, José Sala, Sofía Hernánz y Vicent Serra, en primera fila. | (c) Sergio G. Canizares

El Cuartel de la Guardia Civil de Eivissa en Can Cifre se vistió de gala ayer por la mañana para celebrar la festividad de su patrona: La Virgen del Pilar.

Fue un acto cargado de simbolismo y de momentos de emoción en el que debutaba Rafael García Vila como director insular de la Administración del Estado en las Pitiüses y en el que se entregaron nueve condecoraciones a agentes del cuerpo y se dieron dos diplomas y una placa a exagentes en la reserva o retirados.

García Vila, que se mostró orgulloso de presidir por primera vez esta festividad «por el cariño que tengo al cuerpo de la Guardia Civil», comenzó su discurso mandando unas palabras de ánimo para Cristóbal Molina, el agente que se recupera tras ser atropellado recientemente por un motorista en un control en la carretera de Sant Antoni.

Además, el exdirector de Cruz Roja en Eivissa destacó «el papel tan importante que juegan los agentes de la Benemérita en el mantenimiento de la seguridad ciudadana» e hizo hincapié en la capacidad del cuerpo para superar los malos momentos a lo largo de sus 168 años de historia.

Algo en lo que también incidió el capitán de la compañía de la Guardia Civil de Eivissa, Juan Muñoz Tovar, quien hizo un llamamiento a sus agentes para que no caigan «en el desánimo, en el desencanto y en el desaliento a pesar del mal momento que vive el país porque el derrotismo y el pesimismo nunca ayuda».

Primer agente de Formentera

Además de los discursos oficiales, también hubo tiempo para la emoción y para el recuerdo con la ofrenda de la corona de laurel por los guardias civiles caídos a lo largo de los 168 años de historia del cuerpo, bajo el himno de la Benemérita, y con la entrega de condecoraciones a nueve agentes destinados en Eivissa. El presidente del Consell, Vicent Serra, la exdirectora insular y ahora diputada en el Congreso, Sofía Hernánz, el senador por el Partido Popular José Sala o el juez decano de Eivissa, Juan Carlos Torres, fueron algunas de las autoridades que impusieron la medalla al mérito de la Guardia Civil con distintivo blanco a los agentes por sus actos de servicio concretos o por su trayectoria.

Entre ellos, destacó el reconocimiento a Antonio Otero Mallo, el primer guardia civil de Formentera que, aunque no estaba en Eivissa por encontrarse en Valdemoro haciendo un curso de especialista en policía judicial y criminalística, vió premiada asi su labor en la operación Tristán, en la que se detuvo a numerosas personas por tráfico de drogas en la menor de las Pitiüses.