Daniel González, uno de los GEAS, acude con su equipo y su traje seco de última generación hacia la embarcación donde se llevó a cabo el simulacro.

«Nuestra profesión es vocacional. Nos dicen que vivimos muy bien, pero después no conozco a muchos que estén dispuestos a estar disponibles a todas horas del día para ponerse a bucear». Así explica de claro y rotundo su trabajo José Luis Vilar, segundo jefe del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil en Eivissa.

No en vano no parece que haya muchas personas que sirvan para este trabajo. El propio Vilar, llegó desde Galicia en 1992 y desde entonces tiene claras las condiciones que deben de reunir sus agentes: «Primero le ha de encantar bucear y el mar, y después mantener una forma física específica para poder realizar nuestra labor diaria».

Una labor que consiste fundamentalmente en realizar la vigilancia de la costa de Eivissa y Formentera, estar atentos al narcotráfico, ya que las Pitiüses son una zona de paso entre África y la Península, y estar disponibles siempre que se les requiera para rescatar una persona o cualquier objeto que se ha caído al mar o, en el peor de los casos, un cadáver.

Los inviernos para los siete miembros de la unidad son relativamente tranquilos aunque cuando llega el verano, y la afluencia de turistas, todo se complica y se multiplica. «Durante la temporada alta no paramos porque, entre otras cosas, muchos turistas se compran un velero y no tienen ningún tipo de permiso ni conocen las mínimas indicaciones y eso es un peligro», explica el segundo jefe de los GEAS.