Concentración en Santa Eulària impulsada por la asociación Ibiza4patas en protesta por la muerte violenta de este pit bull. | DANIEL ESPINOSA

En un juicio en el que la tensión entre las partes era muy palpable, el ministerio público reclamó ayer a un hombre que mató con una azada a un pit bull que indemnice a la dueña del animal con 3.000 euros por daños morales, justo la misma cantidad que por este mismo concepto reclama la acusación particular, si bien esta última pide también otros 2.500 euros por los tratamientos psicológicos que está recibiendo la mujer desde que se produjeron los hechos, el 17 de octubre de 2010, en la confluencia de las calles Garbi y s’Argamassa, en es Canar, y 125 euros más por el valor del perro. «Esta mujer ha perdido al compañero de su vida durante trece años de una manera por completo injusta», resumió la abogada de la dueña del perro. Además de la indemnización por daños morales, la fiscal reclama al acusado una multa de 120 euros por la falta de daños cometida sobre el animal.

El autor de la muerte del perro también denunció a su propietaria por los presuntos daños que le ocasionó el animal. Y, por su parte, la hermana también denunció a la dueña del perro por presuntas amenazas. La fiscal pidió para la dueña del perro que pague una indemnización de 600 euros al hombre que mató a su mascota por los presuntos arañazos que sufrió a manos de la misma, así como una multa de 120 euros por tener al animal, considerado de raza peligrosa, suelto y sin bozal. En cuanto a las supuestas amenazas por las que la hermana del acusado ha denunciado a la dueña del perro, el ministerio público pidió la absolución. Según la denunciante de amenazas, la dueña del perro la amenazó de muerte.

Inofensivo

La dueña del pit bull, que se llamaba Airo, asegura que tenía trece años, que no le quedaban dientes, que estaba operado de la cadera y que era absolutamente inofensivo.

Todo ocurrió cuando el perro de la mujer se escapó al ver a otro perro más pequeño que su dueña había dejado en la puerta de un supuermercado mientras hacía la compra. El pit bull fue hacia el otro perro y, según el hombre que lo mató, comenzó a atacar. El acusado dice que él fue a ayudar al perro pequeño y que entonces el pit bull se le echó encima, le arañó y que para defenderse le dio «un palo». Dijo al juez que le golpeó con la parte trasera de la azada, si bien una testigo presencial declaró en su momento que lo hizo con la parte metálica cortante. Esta testigo no ha podido ser localizada de nuevo para ser citada en el juicio. Por su parte, la dueña del animal dice que los perros solo estaban jugando y que el autor de la muerte de su mascota la miró a los ojos antes de asestar el golpe mortal. La dueña del perro lloró en varias ocasiones en el juicio y su psicólogo declaró que es víctima de estrés posttraumático.