Caso cerrado. La confesión del autor ha posibilitado que los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil haya ya puesto el fin al caso por la muerte del holandés Gerardus Johanes Buijus, de 33 años de edad e ibicenco de adopción. Su propio verdugo, el ibicenco de 65 años de edad José Ribas Riera, confesó el crimen.


Dijo que lo hizo por una serie de «rencillas familiares», lo que degeneró en una discusión por razones económicas, y en concreto derivada de una herencia, ya que el holandés estaba casado con una sobrina del detenido.


Ante la Guardia Civil José Ribas Riera dijo que tuvo miedo y que por eso agarró la escopeta de caza y le pegó tres tiros a su sobrino político, uno en la espalda, otro en el pecho y el último, el que lo remató, fue en la sien, confirmaron ayer desde la Comandancia de la Guardia Civil de Balears. Ante una confesión tan clara y unos hechos tan contundentes, la autopsia no ha hecho otra cosa que confirmar las causas del fallecimiento de Gerardus Johanes Buijus.


Los hechos ocurrieron en una finca de la familia, Ses Eres, situada cerca del polvorín, en Sant Jordi, dentro del municipio de Sant Josep. Al parecer, allí se encontraba el hombre ahora detenido. Pasadas las tres y media de la tarde, al lugar llegó el Gerardus Johanes Buijus, comenzó la disuasión y se produjo el crimen. Los disparos, según varios testigos, sonaron muy fuerte y se llegaron a escuchar hasta en la zona del Mercadona.