El fuego afectó este domingo unos 2.000 metros cuadrados de masa forestal en la finca de Can Armat, en Sant Llorenç. g Foto: DANI ESPINOSA

Tras un verano especialmente seco y un invierno con un registro de lluvias por debajo de lo habitual, el bosque ibicenco acusa un gran déficit hídrico que facilita la aparición de pequeños conatos de incendio que pueden convertirse en tragedia.

En lo que llevamos de 2015 ya se han producido tres incidentes de consideración, que en su conjunto suponen la pérdida de 2,54 hectáreas de masa forestal, casi 3.000 metros cuadrados por semana.

Último susto

El último episodio se produjo este domingo en la finca Can Armat, en Sant Llorenç de Balàfia (Sant Joan). Las llamas calcinaron unos 2.000 metros cuadrados de bosque en un terreno particular. El cuerpo insular de bomberos afirmó que el difícil acceso al lugar y el leve viento que soplaba dificultaron la extinción, que se inició a las 14 horas y finalizó sobre las 16:40 horas.

Preguntado por este periódico, el propietario de la finca no quiso explicar su testimonio de los hechos, aunque matizó que su finca «es una casa particular, no una casa de lujo que se alquila en verano», como se había especulado en algún medio de comunicación en relación a otra finca homónima cercana al hipódromo de Sant Rafel.

Desde inicio de año, el susto de mayor consideración lo protagonizaron las llamas que calcinaron 2,2 hectáreas de bosque en la zona de ses Torres (Port de Sant Miquel) el pasado 1 de febrero. Dos semanas más tarde, el 15 de febrero, ardieron 900 metros cuadrados de árboles y vegetación dentro del terreno de una finca privada de Portinatx.

Otros pequeños incendios, principalmente causados por la quema descontrolada de rastrojos, apenas han tenido incidencia en cuanto a extensión, aunque han contribuido a encender el estado de alarma.