Un año más la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni se volcó en la celebración de su tradicional fiesta del campo. La duodécima edición de Sant Antoni Rural se erigió, de nuevo, en un baluarte para la defensa de las costumbres y de las más auténticas tradiciones payesas.

Cientos de personas acudieron ayer desde primeras horas de la mañana a las instalaciones de la cooperativa dispuestas a disfrutar del ambiente festivo de una jornada de convivencia con un orden del día cargado de eventos para todos los gustos y para toda la familia. Las actividades comenzaron con un desayuno de bienvenida a base de pan, sobrasada y butifarra que hizo las delicias de los presentes, antes de proceder a la inauguración de las diferentes exposiciones organizadas para la ocasión. De este modo, los asistentes al evento pudieron conocer las últimas novedades en el sector de la maquinaria agrícola, deleitarse con una exposición de pájaros exóticos y de canto o disfrutar de un interesante paseo por los diferentes puestos de artesanías y productos típicos ibicencos instalados en un mercado tradicional que en esta edición, contó como principal novedad con una exposición de bonsais y una muestra de elaboración de encajes de bolillos.  

La afluencia de gente fue incesante durante toda la mañana y se exhibieron diferentes trabajos del campo  a la antigua usanza, paseos en carro de ponis y diferentes actividades vinculadas a la auténtica cultura tradicional ibicenca. Todo ello sirvió de preámbulo para que, pasado el mediodía, tuviera lugar una torrada popular. Joan Tur Armat, presidente de la Cooperativa Agrícola Sant Antoni, destacó: «Estamos muy satisfechos con el desarrollo de esta jornada. El tiempo nos ha acompañado, hace un día maravilloso para disfrutar con los amigos o con toda la familia de nuestras tradiciones y el ambiente, como cada año, es inmejorable». Y añadió la importancia de seguir celebrando este evento del campo y el mundo agrícola: «Para nosotros es muy importante conservar y difundir las costumbres de nuestra tierra porque hay mucha gente joven y también muchos visitantes que no las han visto nunca o ni siquiera las conocen», indicó el presidente de la cooperativa. En cuanto a la situación en la que se encuentra el campo pitiuso, Armat  mostró su preocupación «por los cultivos de cereales, los almendros y los algarrobos. La falta de agua está condicionando mucho estos productos y va a hacer que las cosechas se resientan considerablemente si en los próximos meses no cambia la tendencia y continuamos sin que se produzcan las lluvias necesarias».

Después de comer llegó el plato fuerte de la jornada, el campeonato para alzarse con el Verro Olímpic, una cita deportiva cargada de tintes humorísticos que, en su edición de ayer, superó todas las expectativas en cuanto a participación, con un total de 15 parejas inscritas en la competición. Los participantes en la gimcana payesa, perfectamente ataviados con vistosos disfraces y repartidos en equipos por parejas, mantuvieron un duro pulso a la hora de encarar un exigente trazado sobre una abrupta pista repleta de de obstáculos que debían superar hasta completar las diez pruebas dispuestas por la organización del torneo antes de que el cronómetro se parara al cruzar la línea de meta.

La primera de las pruebas obligaba a los participantes a beberse de un tirón un porrón de vi pagés o, en su defecto, de calimocho o de refresco, para aquellos concursantes que no quisieran alcohol. A partir de ahí, las risas del público fueron cada vez a más, a razón de desternillarse con las peripecias de las diferentes parejas durante las pruebas de la competición. Entre ellas, superar una carrera de sacos saltando vallas, subir un montículo de arena mojada tras saltar un hoyo encharcado, portar con los ojos vendados al compañero en una carretilla o llevar en la cabeza un cubo de agua mientras uno de los miembros de la pareja tiraba de un carrito, entre otras pruebas. Al término de la competición, resultó vencedor in extremis, por un segundo de diferencia sobre los campeones del pasado año, el equipo de los Tenistas de poca monta, integrado por Salvador Cardona y Guillermo Fernández, con un tiempo de 6 minutos y 56 segundos. Salvador Cardona, uno de los flamantes campeones, comentó que «tenemos el ego subidísimo. No pensábamos ganar porque esta mañana [por ayer] hemos participado en un duatlón desde Sant Josep a Sant Antoni. Estábamos hechos polvo y teníamos nuestras dudas sobre el circuito de esta competición. Sabíamos que no iba a ser fácil pero teníamos un pique con Es Verros que al final les hemos ganado. Lo mejor de todo esto es pasarlo bien, divertirnos y reírnos un rato entre todos», concluyó.