El exmarido de Norma Duval tiene un estado de salud delicado. | R.D.

Marc Ostarcevic se recupera de una operación a corazón abierto, tal y como ha confirmado este martes Semana. La revista explica que el pasado 6 de abril el exmarido de Norma Duval tuvo que ser intervenido en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla para «implantarle una nueva válvula, que sustituyera a otra dañada». La salud de Ostarcevic en los últimos años es delicada, ya que a este problema se le suma el cáncer de próstata que le detectaron en 2019.

El exjugador de baloncesto ha concedido una entrevista a la mencionada publicación en la que ha explicado que la operación ha sido todo «un éxito» y que ahora necesita descanso. Respecto a su exmujer, Marc ha asegurado que Norma no quiere saber nada de él aunque ha opinado sobre su reciente ruptura con Matthias Kühn: «Es mejor estar sola que mal acompañada. No sé que les habrá pasado». En lo referente a sus tres hijos con la vedette, Marc, Yelco y Christian, el croata ha preferido no hacer declaraciones.

Eso sí, ha confirmado que gracias a la radioterapia ya está recuperado del cáncer que le diagnosticaron hace tres años, pero que arrastra algunas secuelas físicas como problemas al orinar. A sus 80 años, el exdeportista ha aclarad que ya está en su casa de Benidorm y que en pocos días viajará a Croacia para pasar allí la primavera. Por su parte Norma ha vuelto con fuerza a la televisión gracias a su participación en el programa El desafío de Antena 3. Hace tan solo dos semanas concedió una de sus entrevistas más íntimas a Anne Igartiburu en 10 momentos de Telemadrid.

La vedette hizo un repaso a su trayectoria profesional y recordó uno de los momentos más duros de su vida: el fallecimiento de su hermana Carla en 2010 por un cáncer de útero. «Cuando me lo dijo ya llevaba un tiempo con problemas. Fue a un médico que dijo que estaba perfecta, y ella tenía un tumor. Yo le dije que fuera a que le vieran otra vez. En urgencias le vio una ginecóloga y le dijo que tenía un cáncer muy agresivo», explicó. Carla convivió con la enfermedad durante tres años: «Fueron muy duros, pero ella nunca jamás se quejó, ni lloró, ni fue de víctima. Al contrario, nos daba ánimos a todos y trabajó hasta el último momento», recordó.