ESPECIAL PARA UH
El italiano Marco Pantani, vencedor el pasado año del Giro y Tour, entre otras muchas carreras, dejó su tarjeta de presentación en la cima del Gran Sasso al presentarse en solitario y enfundarse la camiseta rosa de líder. Pantani no desaprovechó la ocasión para arañar unos cuantos segundos a sus más directos rivales, en un final que tampoco era excesivamente duro, si se tiene en cuenta que a pie de puerto los primeros de la general llegaron juntos.

Los 253 kilómetros fueron recorridos por Marco Pantani en 7 horas y nueve minutos, lo que significa una media de 35'3 kilómetros por hora. Tras él llegaron el español Jose María Jiménez a 23 segundos, el suizo Zulle a 26 y el italiano Gotti a 33, mientras que el hasta entonces líder Jalabert lo hizo a 1:05 minutos.

Ahora la general, que sufre un vuelco importante, queda con Marco Pantani al frente, seguido del español Jiménez, a 38 segundos y el también italiano Iván Gotti, a 45.

La etapa se inició con una fuerte tromba de agua y bastante tensión entre los corredores italianos, pues quedó claro que tampoco están unidos, ya que el conjunto Mapei que comanda el campeón italiano Andrea Tafi sacó un comunicado en el cual decía que estaba de acuerdo con los controles médicos que realiza el Comité Olímpico Italiano, algo que en la jornada anterior no sentó nada bien a Marco Pantani y a otros ilustres del pelotón italiano.

La salida fue bastante lenta por los muchos kilómetros que había por medio y por las adversas condiciones climatológicas en forma de lluvia que acompañó durante muchos kilómetros y en el tramo final acompañada de niebla.

Fue el kilómetro 38 cuando los italianos Caucchioli y Piccoli daban un tirón y casi sin querer se quedaban al frente del grupo. El pelotón no reaccionó y les permitió llegar a abrir un hueco de diez minutos en el Intergiro, en el kilómetro 136.

Esa diferencia hizo sonar la alarma en el pelotón y los componentes de la ONCE Deutsche Bank del líder Laurent Jalabert comenzaron a marcar ritmo de caza, mientras que Pantani, Jiménez y Camenzind, entre otros, se limitaban a seguir la marcha impuesta.