Felipe Recuero - LUXEMBURGO
Lance Armstrong (US Postal) dio el primer aviso a sus rivales en el Tour'02, que comenzó en Luxemburgo, y logró la prenda con que terminó en las tres últimas ediciones: la camiseta de líder de amarillo. Armstrong, que invirtió en los primeros siete kilómetros 9 minutos y 8 segundos, no lo tuvo nada fácil, pues el francés Laurent Jalabert se convirtió en la revelación del prólogo y por tan sólo dos segundos no le superó. Lo que sí conseguía también Armstrong era arañar más segundos de los esperados a muchos de sus rivales para la general, casos de los españoles Sevilla, que se dejó 33 segundos, Beloki se dejaba 13, Ígor González de Galdeano 19 y el estadounidense Leipheimer 26 segundos.

Tiempos que reflejan bien a las claras el momento dorado por el que atraviesa la nueva figura del ciclismo mundial, pues en una distancia corta ya impuso su ley, una distancia en la que fallaron los grandes especialistas como es el caso de los dos últimos vencedores de prólogos el británico David Millar (1999) y el francés Christophe Moreau (2001). Armstrong fue el más atrevido, el que más arriesgó, en un circuito donde hubo bastante miedo al ser muy técnico y por la amenaza de lluvia, que lo hizo de forma intermitente, aunque los últimos en salir, los teóricos favoritos no contaron con su presencia, una circunstancia que dio mayor emoción al prólogo, que en esta ocasión no registró sobresaltos importantes en forma de caídas.

El circuito no resultó nada fácil y prueba de ello es que los diferentes directores deportivos de los 21 equipos, a la hora de elaborar la lista de salida, pusieron a uno de los especialistas del grupo y otro al final. Viatcheslav Ekimov, actual campeón olímpico y compañero del todopoderoso Lance Armstrong, marcaba la primera referencia válida al parar el reloj en 9 minutos y 27 segundos en los 7 kilómetros. Un crono que poco después era fulminado por el australiano Bradley McGee, al rebajarlo media docena de segundos. Una marca que igualaba inmediatamente el campeón húngaro de la modalidad Laszlo Bodrogi. Una referencia que se les fue atragantando a algún que otro favorito, caso del estadounidense Tyler Hamilton (9:24).

La explosión del prólogo llegaba con la puesta en escena del colombiano Santiago Botero. El colombiano, desde la primera pedalada, dejaba claro que se encontraba con buenas sensaciones. Un perfecto acoplamiento sobre su máquina y un ritmo de pedaleo sin altibajos. El resultado 9:12 minutos. Tras él, otro de los favoritos, el español Ígor González de Galdeano, segundo el pasado año en el prólogo, pero que en esta ocasión, sin hacerlo mal tampoco lo hizo bien. Necesitó cinco segundos más. La emoción entraba por todo lo alto, pues Laurent Brochard, rompiendo la sofisticación de las cronos, se puso su tradicional pañuelo de segador en lugar del casco aerodinámico, se quedaba a dos segundos de Botero. Primero, un sorprendente Jalabert rebajaba la marca de Rumsas y Armstrong se encargaba de hacerla trizas segundos después al rodar con un pedaleo poco elegante al levantarse continuamente de su máquina, pero efectivo y que le devolvía al podium.