Piquero, antes del partido de pretemporada entre el San Rafael y el Formentera.

Sin duda, Diego Ruiz Piquero se ha convertido en el nombre propio del verano en lo que respecta al mercado de fichajes del fútbol insular. El delantero cántabro cumple su cuarta temporada en las Pitiüses y ya es un clásico del balompié de las islas, pero ha sido en los últimos meses cuando su presencia en los medios se ha intensificado y su caché ha traspasado fronteras. Convertirse en el ‘pichichi’ de la Tercera balear con la Peña Deportiva, con la que alcanzó el campeonato, y cerrar el curso deportivo con 27 goles le pusieron en el disparadero.

Su olfato goleador y sus cualidades como ariete despertaron el interés del Budapest Hònved de la Primera División húngara. Mario Ormaechea, su entrenador las dos últimas temporadas (en Sant Rafel y Santa Eulària), prefirió bucear en el mercado nacional a aguardar al posible regreso del futbolista tras su aventura en la capital del Danubio. En ese ‘impás’, a finales de julio, apareció un nuevo nombre, el de un club en imparable progresión que vio la ocasión perfecta para cazar a su nuevo hombre gol y apuntalar el plantel.

Su fichaje por el Formentera revolucionó el mercado insular y alimentó los comentarios sobre si Ormaechea se había precipitado al descartar al delantero de 24 años. El equipo de Luis Elcacho, que también arrebató a la Peña una de sus firmes promesas, el mediocentro Pepe Bernal, pasaba al ataque. La entidad de Felip Portas había dado otro paso al frente para su segunda campaña en Tercera con el propósito de acometer un nuevo asalto a la Segunda División B del fútbol español.