El windsurfista ‘formenterer’ Mateo Sanz saluda a cámara durante una regata celebrada esta temporada. | Redacción Digital

Mateo Sanz estará en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Aún no es oficial, pero el formenterer consiguió clasificar a Suiza, país para el que navega, y desde la federación helvética tienen mucha confianza en las opciones del pitiuso. Sanz consiguió la plaza, no sin sufrimiento, en el Campeonato del Mundo de la Clase RS:X que se celebró la pasada semana en el lago de Garda (Italia). Allí, con unas condiciones meteorológicas que no son las suyas, Mateo estuvo lejos de los puestos de cabeza, pero consiguió firmar una vigesimoquinta posición que venía con el billete para Tokio.

El windsurfista reconoció que «nunca» llegó a verse fuera de los Juegos Olímpicos, pero que sí tenía preocupación: «Tenía la inquietud de ver quiénes eran los rivales directos y qué vientos íbamos a tener durante la semana».

«Cuando en 2017 se publicaron los lugares en los que se iban a celebrar los mundiales de 2018 y 2019 que serían las citas en las que habría plazas para Tokio 2020. Me dije a mí mismo que tenía que clasificarme sí o sí en Dinamarca en 2018, no lo conseguí. Sabía que se me habían complicado muchísimo las cosas, pero no lo di por perdido», confesó el windsurfista pitiuso.

Con el fiasco de esa primera bala perdida, este 2019 tenía que estar completamente enfocado o lograr la plaza en el lago italiano. «Desde el día que acabó el Mundial de Dinamarca me puse a trabajar para mejorar en las condiciones que me van peor, que es ese viento fuerte de planeo. He entrenado como nadie en el lago de Garda. Estuve el año pasado, fui en mayo, este verano estuve muchos días para conocer el lugar y estoy contento de haber visto que valió la pena», señaló.

Ahora, desde Formentera donde está recuperando fuerzas y planificando la próxima temporada mira al futuro con ambición, sabedor de que el campo de regatas de Enoshima, en el que se celebrarán los Juegos, es uno de los que mejor le ha ido en los últimos años.
Al ser cuestionado por esta posible ventaja, Mateo es claro: «Parece que se me da bastante bien, en la Federación Suiza también lo dicen. Ya he conseguido tres medallas en campeonatos que han tenido lugar allí y eso es para ser optimista. Si se repiten esas condiciones que son favorables para mí, viento racheado y no muy fuerte, puedo hacer un buen papel».

Y aunque aún quede un mundo para que se celebre la cita olímpica, Sanz no lo puede evitar: «Sueño con hacer diploma o medalla y eso es lo que me mueve en el día a día. Me voy a la cama soñando con algo grande, pero queda mucho y no hay que lanzar cohetes antes del tiempo porque el nivel es altísimo».

La importancia del viento
En cuanto a la temporada que ha terminado con esta cita mundialista, Mateo la califica como buena: «No ha sido una temporada excelente, pero tampoco me puedo quejar. He estado en varias Medal Race, aunque no ha habido podios. La gente que estamos dentro del mundillo del windsurf sabemos que si no hay unas condiciones en las que sueles ir bien, o al menos un 50% de días de viento y otros de un poquito menos, es complicado. Los puestos dependen mucho de ese viento los puestos».

«Perdí una medalla en Miami por un fuera de línea en la Medal Race, cosas de las que se aprenden... En el Trofeo Princesa Sofía decidí no navegar la Medal Race cuando iba segundo para centrarme en preparar el Europeo. Son detalles y es una temporada que valoro como buena porque ha sido bastante dura por las condiciones que hemos tenido», concluyó.