Una imagen de archivo del césped del campo de Sant Llorenç en el que jugará el Ibiza Rugby Club este curso. | Marcelo Sastre

Hay cosas que no cambian y la situación actual de los practicantes del rugby en Eivissa es una de ellas. El Ibiza Rugby Club, varias veces campeón de la Liga Balear, volverá a jugar otro año en el exilio, en concreto en Sant Llorenç, y continúa sufriendo para poder llevar adelante su faena. Como muestra, un botón: uno de sus dos días de entrenamiento en Vila se celebra en los campos de fútbol-7 de Can Misses 4, anexos al Patronato de Deportes, sin los palos y con una sobresaliente limitación espacial. Ver para creer.

Ilie Vacar, entrenador del Ibiza Rugby, fue claro: «Estamos ahí en un rincón como si molestásemos a no sé quién. Tenemos la sensación de que hay cosas que no son normales». Esta temporada, que arrancó el fin de semana con derrota para los pitiusos en el feudo del RC Ponent (55-7), la preparan como pueden. «En Can Misses 4 no se dan las condiciones para entrenar al rugby. Ni siquiera hay palos. Nosotros, realmente, los campos de rugby los vemos por la tele, con sus palos y sus marcas. Es lo que tenemos. El jueves, en Can Misses 4, entrena el equipo femenino y el masculino. No podemos preparar nada. El espacio no da para nada, pero no tenemos otra cosa», dijo Vacar. El otro día de entrenamiento lo llevan a cabo en Can Misses 2.

La precariedad del mundo del rugby en Eivissa, sin campo para jugar ni con las condiciones necesarias para entrenar, no acaban ahí. También lamentó que no tienen «una oficina ni nada». «Prácticamente todos tienen un despacho y a nosotros nos gustaría tener uno. Son muchas cosas las que hacen falta para mantener un club de rugby. Ahora mismo sólo somos uno en Eivissa, pero parece que va de mal en peor», explicó.

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Ilie apuntó directamente al Ayuntamiento de Eivissa como responsable de la situación: «Ellos lo saben. Hemos ido varias veces a hablar con ellos». Al del Ibiza Rugby le gustaría «jugar en Eivissa y tener las mismas condiciones que otros». También lamentó que les han dado «una sala pequeña para guardar material donde está la piscina, pero no da para guardar las cosas». Además, criticó que esta no se halla en la misma instalación del entrenamiento principal, que se lleva a cabo en Can Misses 2: «Para entrenar ahí, tenemos que llevar material y traerlo desde la zona de la piscina. Todo estos movimientos son un gasto de energía y moral. Cuando quieres hacer algo especial, no puedes porque falta algo y hay que ir hasta allí».

En cuanto a Sant Llorenç, ya no se trata sólo de tener que jugar en el exilio nuevamente, sino que, además, es el club ibicenco el que tiene que acomodar el escenario: «Nosotros tenemos que preparar todo. No es lo mismo tener algo preparado que perder el tiempo para tenerlo en unas condiciones mínimas. Tenemos que montar los palos, pintar, cortar el césped... Cualquier otro club del mundo gasta su tiempo y energía de otra manera».

Alexandre Doury, presidente del Ibiza Rugby, señaló que, pese a tener que jugar lejos, «el campo de Sant Llorenç es un campo bueno, bonito y agradable para jugar». «¿Hay que irse del municipio? Sí, pero de vez en cuando hay que hacer un esfuerzo. No es la primera vez», continuó. Eso sí, lanzó un mensaje público sobre la realidad del deporte en Vila: «Me duele la situación de todos los clubes del municipio. Los clubes nos llevamos mal porque no nos hemos podido sentar a decirnos las cosas a la cara». También atizó al Patronato por el estado de varias instalaciones: «En Can Misses 4 faltan seis focos de luz. Es una vergüenza. El deporte en Eivissa ciudad es el que está perdiendo».