Una acción del último partido del año. | Arguiñe Escandón

La UD Ibiza siempre ha escrito la carta a los Reyes Magos. No ha habido una temporada en la que los celestes no se han reforzado en las fechas navideñas y este año está la incógnita de si lo hará. Con el equipo en la zona de la alta y las declaraciones de Guillermo Fernández Romo en la previa del encuentro ante el Antequera, es la vez que parece menos necesario acudir al mercado. Eso sí, el propio técnico también dejó claro que el club está siempre buscando posibles activos, aunque remarcó que eso no quiere decir que se vaya a fichar a nadie e insistió en que él está contento con la plantilla y que le gustaría que se quedasen hasta los que menos minutos están teniendo. Eso sí, habrá que ver también si estos futbolistas menos habituales también quieren seguir en la isla o prefieren un cambio de aires en busca de mayor protagonismo.

Echando la vista al pasado, uno de los mayores desembarcos de jugadores en el mercado invernal se produjo el pasado curso. Con el equipo prácticamente desahuciado y la sombra del descenso, la entidad celeste buscó una revolución para intentar cambiar las cosas. Llegaron Marcos Mauro, Kaxe, Fausto Grillo, Joseda Menargues, Javi Serrano, Williams Alarcón y Lukas Julis. En total siete altas que se contrarrestaron con nueve salidas en una plantilla que era demasiado extensa.

Eso sí, enero de 2023 no fue el mes con más movimiento. En la temporada 2018-19, con el equipo estrenándose en Segunda B y tras no haber tenido un verano normal -hay que recordar que se ascendió en los despachos-, llegaron ocho futbolistas de cara a la segunda vuelta. Omar Perdomo, Ferran Giner, Unai Albizua, Javi Bonilla, Mariano Gómez, Jordi Sánchez, Provencio y Raí se unieron a un equipo que quería remontar posiciones en la tabla.
El año anterior, para buscar el ascenso al fútbol de bronce, Amadeo Salvo también descolgó el teléfono y trajo jugadores de superior categoría para elevar el nivel de la plantilla. Liñán y Álvaro Muñiz llegaron de Formentera, pero no fueron los únicos. También se firmó a Mateu Ferrer, Diego Barcanda, Fran Delma y Álex Sánchez.

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Años tranquilos

También hubo temporadas en las que las cosas estaban más tranquilas y sólo hubo pequeños retoques para intentar elevar el nivel. Tres años en los que los fichajes se hicieron a pares. Así ocurrió la primera temporada en Segunda División. En la 21/22 se apostó por Raúl Sánchez, que llegó en propiedad, y Álvaro Jiménez que lo hizo cedido por el Cádiz de Primera División.

También fueron dos los jugadores que llegaron en las navidades de la temporada que acabaría siendo la del ascenso. El conjunto que dirigía Carcedo en el curso 20-21 se reforzó de cara a la segunda vuelta con Batanero y Javi Vázquez. El curso anterior fueron Borja Martínez y Pierre Cornud los que habían llegado cedidos para intentar un ascenso que acabó en varapalo contra un Cornellà que dirigía Guillermo Fernández Romo.

La corta historia ibicenca dice que los celestes siempre se refuerzan, pero del mismo modo deja claro que en temporadas como la actual son pequeñas pinceladas las que llegan. Así pues, no sería de extrañar la llegada de uno o dos futbolistas. Eso sí, para que llegue alguien, otros tienen que salir y algunos nombres, como Bobadilla o Neskes, que apenas están jugando, parecen que tienen papeletas para dejar la isla en caso de que el mercado brinde alguna buena oportunidad.