Los jugadores de la selección española felicitan a Xavi Hernández, autor del primer gol de ‘La Roja’ anoche en Son Moix. | Jaume Morey

España 2 - 1 Bielorrusia

España: Víctor Valdés; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Monreal (Iniesta, m.46); Busquets, Xavi, Cesc (Koke, m.83); Silva, Pedro y Michu (Negredo, m.57).

Bielorrusia: Gutor; Balanovich, Martynovich (Kisliak, m.80), Filipenka, Verkhautsou, Bardachou; Kalachev, Tigorev, Dragun, Putsila (Kornilenko, m.76); y Radzionau (Krivets, m.55).

Goles: 1-0, m.61: Xavi. 2-0, m.78: Negredo. 2-1, m.89: Kornilenko.

Árbitro: Sebastian Nijhuis (HOL). Amonestó a Piqué (33) por España; y a Martynovich (11), Bardachou (54), Kalachev (66) y Verkhautsou (92) por Bielorrusia.

Sin levantar mucho la voz y con más problemas de los que ofrecía el guión inicial, España emitió anoche en Mallorca el billete con el que viajará el año que viene a Brasil para defender esa estrella que ahora luce en el pecho. No es oficial, porque los criterios de clasificación ignoran los resultados en los cruces directos, pero la selección de Del Bosque tramitó en Son Moix el papeleo y el martes, frente a Georgia y en Albacete, le pondrá el sello al pasaporte. Cinco partidos después, Palma sigue siendo una plaza bendita para ‘La Roja’, que pese a la admirable resistencia de Bielorrusia acabó sacando el martillo entre bostezos (2-1).

En su reencuentro con la afición mallorquina, Vicente del Bosque revolvió sus apuntes y sorprendió de inicio con esos dos puntos negros que proyectaba el once en los días previos al partido. Sobre todo en la portería, donde relegó a Casillas a un segundo plano para confiarle las llaves a Valdés. Arriba, en cambio, despejó la incógnita con Michu, al que había reclutado sobre la marcha por culpa de las lesiones. No obstante, le costó al asturiano ponerse cómodo en su estreno. Es más, consumió sus primeros cuarenta y cinco minutos como internacional deambulando entre un bosque de corpulentos defensas bielorrusos. Perdido. Desorientado. Huérfano de socios y referencias.
Tampoco el resto del combinado llegó a quitarse las cadenas durante el primer asalto. Con Bielorrusia agolpada íntegramente a las faldas del área y la brújula averiada, España acampó ante un frontón casi todo el encuentro. Silva, el jugador más activo, se ofreció a pilotar la nave desde el primer momento, pero su calidad no le alcanzó para echar abajo la pared y embaldosar el camino hacia el Mundial. Suyo fue el primer disparo entre los tres palos, que blocó sin problemas Gutor superada la primera media hora de juego.

Del Bosque empleó el intermedio en diseñar un nuevo plan y sacrificó a un defensa (Monreal) para encomendarse a la clase de Iniesta. La mejoría no fue inmediata, aunque poco a poco, la selección fue ganando en confianza. La defensa daba un paso al frente y Pedro se multiplicaba en busca de petróleo. Además, Negredo bajaba a la arena para poner su pólvora al servicio del grupo y el gol iba cobrando forma, pero no cristalizó hasta que se cumplió la primera hora del combate, después de que Xavi cazara al vuelo un rechace.
Sin la presión del marcador sobre la cabeza, España se soltó un poco más y Negredo bajó la persiana a trece minutos del final, al convertir el oro un pase excelso de Ramos. Luego Bielorrusia se agarró a su dignidad para apretar otra vez el duelo, pero lo hizo sin tiempo ni convicción.