Archivo - Valloire- 25-07-2019, cycling, Stage 18, etappe 18, Embrun. | Europa Press

La segunda semana de Tour de Francia está claramente marcada por los grandes puertos de los Alpes franceses, con ascensiones clave al Col du Granon o al mítico Alpe d’Huez en la batalla por la general que lidera el doble vigente campeón Tadej Pogacar (UAE Team Emirates).

Tras el día de descanso en Morzine, el Tour regresa con mucha fuerza, con dos etapas de alta montaña mañanay pasado, y antes, en la décima etapa de hoy, un buen aperitivo para calentar las piernas.

Con salida en Morzine Les Portes du Soleil y llegad a Megève tras 148,1 kilómetros, la décima etapa serpentea valles hasta llegar a Megève y afrontar la subida final a las pistas, con 19,3 kilómetros al 4 por ciento de pendiente media. Una subida tendida, sin grandes rampas, donde evitar un desvallecimiento tras el parón antes de llegar a lo más alto del puerto, igual que en el Dauphiné 2020.

En la undécima etapa se pone peor, o mejor según se mire, la cosa en los 151,7 kilómetros entre Albertville y el Col du Granon, en Serre Chevalier. Una jornada a marcar en rojo. El pelotón deberá escalar dos históricos del Tour de Francia como el Col du Télégraphe (1ª, 11,9 kilómetros al 7,1 por ciento) y el Col du Galibier (HC, con 17,7 kilómetros al 6,9 por ciento).

Tras el descenso del Galibier, en Saint-Chaffrey y tras superar Serre-Chevalier, quedarán 11,3 kilómetros de subida a un desnivel medio del 9,2 por ciento –con largas rampas por encima de los dos dígitos– hasta llegar a los 2.413 metros de altura del Col du Granon, que durante 25 años fue la meta más alta del Tour.

Sin descanso, la duodécima etapa partirá de Briançon y llegará al Alpe d’Huez tras 165,1 kilómetros, en un guiño a la historia del Tour, pues se trata de una réplica de la etapa Briançon-Alpe d’Huez de 1986.

Así, se subirá de nuevo el Galibier –como en la etapa anterior–, se pasará por el Col du Télégraphe para dirigirse al Col de la Croix de Fer (HC, con sus largos 29 kilómetros al 5,2 por ciento) y afrontar las históricas 21 curvas del Alpe d’Huez hasta la estación de Isère. Unas curvas y rampas donde el Tour podría quedar ya bastante encarado.

En la decimotercera etapa, tras el tríptico alpino, tranquilidad para los aspirantes a la general y nueva opción para los cazadores de etapa o los velocistas. Habrá tres cotas de montaña, pero en general los 192,6 kilómetros serán más llanos que en subida y, tras salir de Le Bourg d’Oisans, la meta en Saint-Étienne podría ver un esprint.

Rompepiernas

Al día siguiente, la misma ciudad dará la salida a la decimocuarta etapa, con final en Mende tras 192,5 kilómetros. Una etapa de recorrido rompepiernas, con hasta cinco puertos y un final exigente con la Subida Jalabert de la Croix Neuve, con 3 kilómetros al 10,2 por ciento de media justo antes de la breve bajada a meta en Mende.

La decimoquinta etapa (Rodez-Carcassonne, de 202,5 kilómetros) pondrá final el domingo 17 a esta segunda semana de competición, en otra jornada en la que se prevé lucha entre la posible escapada y el pelotón, que buscará un nuevo final con llegada masiva en la bella e histórica ciudad de Carcassonne.