El Govern emitió un comunicado ayer tarde en el que solicita la entrada de Balears en el nuevo decreto de estado de alarma que hoy aprobará el Consejo de Ministros. Esta decisión se basa en la posibilidad de «imponer restricciones excepcionales adicionales para frenar la propagación de la COVID-19».

La nota señala que «el Govern considera adecuado disponer de instrumentos que permitan reforzar la lucha contra la pandemia, sobre todo limitando aquellas situaciones que puedan favorecer los contagios, bien porque suponen aglomeraciones, bien porque no se hace uso de la mascarilla o bien porque falta una ventilación correcta».

El ejecutivo recuerda que las Islas viven un repunte en la cifra de contagios en las últimas semanas, con una tasa de 150,6 infectados cada 100.000 habitantes –acumulados en las últimas dos semanas –. El máximo admitido por las autoridades internacionales es de 60. No obstante, Balears tiene la segunda incidencia más baja del país, después de Canarias.

Noticias relacionadas

Cabe recordar que la baja incidencia del virus en el archipiélago permitió que el Govern y los sectores productivos accedieran a los mercados turísticos de Alemania y Gran Bretaña el pasado verano a través de los denominados «corredores seguros».

Toque de queda

Fuentes próximas al Govern admitieron ayer que la imposición del toque de queda es una medida que está sobre la mesa, pendiente de una evaluación técnica sobre la progresión de los datos. Pese a ello, la decisión podría tomarse de manera inminente. De hecho, el comunicado del Govern insiste en que «el estado de alarma permitirá a la Administración adoptar medidas extraordinarias adicionales para limitar las situaciones que favorecen los contagios, y así bajar la incidencia acumulada».

La postura actual del Govern sobre la aplicación del estado de alarma y la imposición del toque de queda es mucho más cauta que hace unos días. Este cambio obedece a la posición de otras comunidades y, en especial, a la evolución de los datos epidemiológicos. Los registros indican una tendencia al alza en la incidencia de la COVID-19 en la mayoría de los territorios nacionales y europeos.