La chica, en compañía de su madre, efectuó una segunda denuncia a principios de abril, en la que manifestaba que estaba recibiendo por servicio de mensajería fotografías de contenido 'gore', es decir, imágenes de estética de lo desagradable (cortadas, desmembramientos, tortura, mutilación, sangre mucha sangre, entre otras), una tendencia que cuenta con muchos seguidores en redes sociales. Por parte de los agentes se establecieron las medidas oportunas de seguridad y gracias al Grupo de Delincuencia Económica y Ciberdelincuencia (Delitos Tecnológicos) se descubrió el nexo de unión entre ambas adolescentes.
Resulta que una de las denunciadas había sido compañera de clase de la víctima, la cual había sufrido bullying por parte de la denunciante y, en represalia y como venganza había efectuado amenazas a través de las redes sociales de forma anónima y con ayuda de un familiar que estaba en la península. Una vez realizadas todas la gestiones, una vez identificadas a las presuntas autoras se informó a la Fiscalía de Menores. En el entorno más próximo del caso la frase más repetida era "en el pecado va la penitencia".
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