María Vicente, la propietaria de la vivienda okupada. | Guillem Rosselló Boix

María Vicente y su marido Lorenzo acuden a este periódico desesperados. Manifiestan estar «indefensos» ante una pareja de okupas y ser víctimas de la «lentitud» del sistema judicial que por el momento, tras casi un año desde el inicio de esta historia, sigue sin devolverles lo que es suyo. «Lo peor es que emplean nuestro piso para hacer negocio», asegura María Vicenta, la propietaria de una vivienda okupada situada en la zona de Son Rapinya.

Toda esta trama se inicia el pasado verano cuando María Vicente descubrió que los inquilinos del mencionado piso se dedicaban a alquilar las camas del mismo: «En una vivienda para cuatro personas han metido ocho camas y las alquilan a 400 euros cada una», asegura la propietaria. De inmediato, junto a su marido decidieron dar por concluido el contrato debido al incumplimiento que suponía este subarrendamiento. Lo que no esperaban era la respuesta que iban a recibir por parte de la mujer que les alquiló el piso: «A partir de ahora ya no soy inquilina, soy okupa». Después de esta frase María Vicente no volvió a cobrar ningún mes del alquiler de esta vivienda.

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A partir de allí todo el castillo de naipes que había construido la pareja de inquilinos se empezó a desmoronar. Rápidamente, tras algunas indagaciones, la propietaria de este piso pudo comprobar que tanto los documentos de identidad como las nóminas y contratos de trabajo que había entregado la pareja que les alquiló el piso eran falsos. Según la propietaria, estos documentos pertenecían a unos amigos de los inquilinos. «Esta señora y su pareja perciben mensualmente la cantidad de 2.100 euros de alquileres de nuestro piso. A esto hay que sumarle que a nosotros no nos pagan. Una de las personas que le alquilaba una cama que acabó mal con ellos nos avisó de todo lo que pasaba en la vivienda», explica, María Vicente.

Una habitación de la vivienda, antes de ser alquilada.

Otra de las quejas, además de los problemas que asegura que han causado a los vecinos con suciedad y algunos episodios de peleas, es el robo de diversos muebles y electrodomésticos. «Cuando entraron en el piso estaba todo amueblado y lo dejamos perfecto. Esta pareja iban a tener un hijo, nos dieron pena y bajamos el alquiler. Pues en diciembre la encontramos a ella con el coche cargado de nuestras cosas», apunta. María Vicente y su marido, que han hablado en diversas ocasiones por Whatsapp con esta mujer, comentan que en diversas ocasiones ella les ha dicho que no la pueden sacar del piso ya que tiene un niño pequeño.

«Ruego, por favor, que nos ayuden. Nos encontramos en una situación bastante precaria y no podemos hacer frente al pago de la hipoteca y demás gastos generales que tenemos. Este piso lo alquilamos para poder sobrevivir», concluye.