Pep Miquel Campaner, feliz con el premio de 27 millones que ha dado su administración de lotería de Lloseta. | Lola Olmo

Pep Miquel Campaner ha sido una de las personas más felicitadas este miércoles en Mallorca, tras conocerse que el martes la administración de lotería de Lloseta que regenta dio un premio de 27 millones del sorteo de Euromillones. «Parece que me haya tocado a mi, todo el mundo me llama para felicitarme».

Campaner reconoce que, en el fondo, «me ha tocado la lotería» aunque en un sentido figurado, pues solo hace seis años que se hizo cargo de la administración de Lloseta y ya ha repartido dos premios de 14 aciertos de la Quiniela (premiados con unos 370.000 euros cada uno), y ahora este premio de 26.274.769 euros del Euromillones. «Ya solo me falta dar el Gordo de Navidad, que me haría mucha ilusión porque estaría repartido entre mucha gente».

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El lotero de Lloseta ha tenido un buen debut en esta profesión en la que solo lleva seis años, aunque la administración lleva abierta casi cuarenta. Era transportista autónomo y cuando supo que se ponía a la venta por jubilación de sus propietarios, decidió dar un nuevo rumbo a su vida y cambió las horas de camión en la carretera por la ventanilla de la suerte.

Pep Miquel desconoce quién es el ganador que ha revolucionado el ambiente de Lloseta, pueblo pequeño y tranquilo de Mallorca, en el que ahora todos se preguntan quién puede ser el nuevo multimillonario. A este despacho de lotería situado junto a la plaza de Lloseta van muchos vecinos y gente de paso, pero el ganador podría ser de cualquier lugar de España, porque el boleto del Euromillones premiado fue sellado a través de la plataforma de juego «Tulotero».

La noticia le llegó la noche del martes, "eran más de las diez y vi por un sistema interno de mensajería que tenemos las administraciones de lotería, que el boleto se había vendido en Lloseta, no me lo podía creer, hasta que me llegó un segundo mensaje con esta noticia. Estoy muy contento por la persona que haya ganado, que ya tiene su vida resuelta y la de sus descendientes", afirma feliz. Mientras, todos los clientes que entran en su oficina estos días bromean con que son los dueños del boleto con un único acertante de primera categoría que acaba de dar.