El Teato España de Santa Eulària acogerá hoy a las 20 horas la presentación del Premi Baladre 2009. Se trata del ensayo de Manel Santana i Morro titulado Dietari de la geografia infinita. Eivissa en la calma de fora de temporada en el que el autor ha hecho un listado a modo de diario de sus recorridos por distintos puntos de Eivissa. «Aún quedan rincones donde parece que, a pesar de al vorágine que cada año experimenta las isla durante los meses de verano, el tiempo se ha detenido», asegura Santana, que añade: «Son lugares que evocan mi infancia, que me traen recuerdos de donde crecí en Mallorca».
En septiembre de 2008, Manel Santana i Morro se trasladó a Eivissa para ejercer como profesor. Durante el primer año que estuvo aquí se dedicó a anotar lo que observaba y lo que pensaba de los lugares que visitaba en la Isla. Así, y dada su experiencia previa como escritor, Santana decidió anotar sus sensaciones en forma de un cuaderno de ruta, siguiendo la tradición de los viajeros de antaño.
Huír de los tópicos
Para el autor de Dietari de la geografia infinita. Eivissa en la calma de fora de temporada resulta imprescindible «romper con los tópicos que tradicionalmente se han relacionado con la isla, como que es un lugar exclusivamente de fiesta y playa».
En este sentido, el autor destaca algunos elementos diferenciadores, propios de este lugar dada la condición de núcleos dispersos que tienen muchos pueblos y que tienden a desaparecer. «Las relaciones sociales de los vecinos que viven alejados unos de otros es muy propia de aquí y giraba en torno a las iglesias y vendes. Esto aún se conserva en cierta medida aunque cada vez menos», aseveró el profesor.
Asimismo, el autor destaca en el libro el elemento arquitectónico tradicional. «Los contrastes, las formas cúbicas caracterizadas por la austeridad tienen una importancia extraordinaria en el mundo rural ibicenco», apuntó Santana.
Para el mallorquín, el tipo de relación que se ha establecido en Eivissa con el mar tiene mucho más peso que en el resto del archipiélago. «Aquí, la población dependía mucho del mar como complemento de la economía familiar y se consideraba éste como fuente de vida», subrayó el escritor, que resaltó los numerosos oficios marineros que abundaban en la Isla: «Había muchos marineros, pescadores y mestres d'aixa. En ese sentido no hemos perdido esa relación con el mar porque la mayoría de productos siguen llegándonos por vía marítima».
Para Santana, los errores urbanísticos que aquí se han cometido son «evidentes». «En esta Isla, igual que en otros lugares del Mediterráneo, el coste medioambiental que se ha pagado por el turismo ha sido muy alto», asegura el autor que siempre intenta transmitirle a sus alumnos la idea de que: «El pasado y el presente ya no se pueden cambiar, pero el futuro está por escribir».