De izquierda a derecha, Sonia Torres, Noel Martínez y Torres Font conversaron en la terraza de un conocido bar del barrio de La Marina.

La crisis económica ha hecho mella en numerosas galerías y espacios expositivos de la Isla, que han visto reducido su número y que incluso han tenido que cerrar sus puertas. Con este panorama, Sonia Torres y Noel Martínez decidieron abrir hace dos años, en el carrer d'Enmig de La Marina, la galería Oikoumene. Por su parte, Toni Torres Font lleva seis años al frente de la galería Via2, aunque cuenta con una dilatada experiencia como galerista y gestor cultural de diversos espacios de Eivissa. Ultima Hora los reunió para saber cómo se enfrentan ambas generaciones a la dualidad que supone promover el arte y sufragar los gastos para mantener a flote un negocio en el que el descenso de venta de obra en los últimos años es más que evidente.

-La economía y el arte parecen universos paralelos y, sin embargo, se aúnan en la gestión cultural...
-Noel Martínez:
Sí, y es complicado, sobre todo al principio. Queríamos tener abierto hasta diciembre pero tuvimos que cerrar por las reformas de la calle.
-Sonia Torres: Aún tenemos poca experiencia en el mundo del galerismo...
-Toni Torres Font: Pero en verano pudistéis vivir. Yo no puedo, ni en verano ni en invierno. Visitas todas las que quieras, críticas todas las que quieras... Yo tengo un contrato de alquiler con el que me comprometí a estar cinco años. Dije que transcurrido ese tiempo la cerraría porque yo no soy ninguna Ong. Además, las galerías públicas son una enorme competencia de los espacios privados y programan para quedar bien con los artistas que cumplen años o los que siempre están en las puertas pidiendo una exposición.

-¿Cuál es el criterio en las galerías privadas?
-Torres Font:
Yo llevo a quien quiero, porque la galería es mía. Pero algunas instituciones públicas se salvan porque tienen a funcionarios muy eficaces que se desviven porque los políticos queden bien.
-Noel Martínez: El criterio de nuestra galería es fruto de mantener mucho contacto con los artistas y aprovechar el invierno para diseñar una programación de calidad para los meses que tenemos abierto. Al principio hemos tenido que explorar el panorama artístico ibicenco y nos tocó pagar la novatada en algunas ocasiones y a veces se hacen elecciones que no son acertadas.
-Torres Font: Aquí las cosas son muy complicadas. Yo tuve una galería en Muro (un pequeño pueblo de Mallorca) y las instituciones compraban obra. Yo no me imagino a un alcalde o a un regidor de aquí interesándose por un cuadro a no ser que se lo lleve a su puerta. También les he vendido obras a las instituciones y parece que te hacen un favor.

-¿El sistema económico actual ayuda a que este tipo de espacios se mantengan?
-Noel Martínez:
Entre alquiler, seguridad y nuestro sueldo, con las ventas de obra cuesta mucho y el sistema no ayuda.
-Torres Font: Vosotros tenéis una sociedad en la que tienes que pagar alquiler, todos los impuestos y no te dan nada. Estáis haciendo un trabajo que es muy exclusivo, en el sentido de que por la calidad del producto y la poca rentabilidad no puede compararse a otro tipo de negocio. Sin embargo, cuando intentas pactar un porcentaje con el artista, se indignan.
-Noel Martínez: Eso es terrible.
-Torres Font: No todos, porque hay algunos que son 'caramelos' y lo que quieren es que su obra tenga difusión, están dispuestos a negociar, a bajar el precio de los cuadros...
-Sonia Torres: Es una lástima, porque nos estamos quedando con lo malo, pero ser galerista tiene una parte muy enriquecedora y, efectivamente, hay artistas que querrías que siempre tuvieran en tu galería.
-Noel Martínez: Nosotros llevamos poco tiempo pero me siento identificado con la experiencia de Torres Font.
-Torres Font: La mitad de la gente que va a ver una obra de arte necesita referencias del artista que, por su parte, hace bandera del discurso de mejorar el mundo. Eso está muy bien pero yo tengo que pagar el IVA de cualquier venta para sufragar los gastos que implican estos locales. La gestión cultural se puede comparar a la presidencia de un club de fútbol: Todo el mundo los desprecia, pero sin ellos no hay equipo.
-Noel Martínez: Sonia y yo somos los gestores de la galería y lo hacemos todo. Montaje, transporte y abrir la galería hasta altas horas por si cae alguien. Los propios artistas, a veces son los que se alejan del arte porque existe una visión idealizada. La realidad es mucho más cruda.
-Torres Font: Nosotros, aunque hablemos así, somos los que más cerca estamos del arte porque hemos renunciado a poner una tienda de ropa, un souvenir o una inmobiliaria, a pesar del esfuerzo que supone.

Formación, consejos de futuro y opiniones
Noel Martínez y Sonia Torres han tenido una formación académica superior. Martínez comenzó la carrera de Bellas Artes en Barcelona pero la dejó al poco tiempo y estudió Restauración de obras en una academia de la Ciudad Condal, donde conoció a su socia. Sin embargo, Torres Font, a los dieciocho años, se aficionó a ir a exposiciones. «Me enamoraba de las obras y me las compraba. Ahora tengo 400 o 500 cuadros buenísimos que no me sirven para nada. El instinto de posesión se me ha pasado», recordaba el veterano galerista, que aconsejaba a los jóvenes Martínez y Torres: «Creo que con vuestra formación, al ir conociendo y mirando a la cara a quien viene a vuestra casa, lo que deberíais hacer es hablarles muy claramente de que, en vuestra galería, las condiciones las ponéis vosotros». Respecto al prestigio que mucha gente le otorga a los títulos universitarios, Torres Font lo tiene claro: «Yo tengo una cosa que es superior a la de muchos licenciados: Yo he visto obras, me he familiarizado con ellas. Huelo, miro y sé distinguir lo que es aceptable de lo que no. Por supuesto que me puedo equivocar pero creo que tengo una buena colección de obra moderna».
La última parte de la charla transcurrió sobre la competencia, mientras los tres interlocutores intercambiaban tarjetas, direcciones de e-mail y deseos de colaboración futura. Noel Martínez, en este sentido dejó patente que para él lo fácil hubiera sido abrir un negocio parecido al resto de los que ocupan el carrer d'Enmig, donde se sitúa su galería y considera que sería óptimo que hubiera más espacios expositivos situados junto al suyo. «Sería lo preferible y se crearía otro ambiente», asegura.