Lita Cabellut en el jardín de la casa donde se aloja en Sant Joan.

Definir a Lita Cabellut en pocas palabras resulta harto complicado. La pintora, escultora y poeta barcelonesa, afincada en Holanda, rebosa 'duende', ese término gitano que define el encanto misterioso e inefable que aúna conceptos como el talento, el coraje, la sensibilidad y la belleza. El pasado 8 de abril, Lita Cabellut recibió el Premio Cultura Gitana en la sección de Artes Plásticas y tiene previsto inaugurar el Centro de Arte Gitano de Berlín con una serie de pinturas dedicadas a Camarón de la Isla en las su hijo Arjan participó como modelo, dado su enorme parecido con el cantaor.
Trasladarse a vivir a Holanda fue sólo una de las decisiones valientes que la artista ha tenido que tomar a lo largo de su vida. Con 19 años, y sin saber apenas inglés, dejó atrás Barcelona, la ciudad en la que había crecido y a la que, a día de hoy, no sabe si regresará a vivir. Estos días, la pintora pasa unos días de descanso en Eivissa junto a sus hijos, familiares y amigos para desconectar de un año de intenso trabajo y prepararse para regresar a su estudio en La Haya. Allí retomará sus diferentes proyectos o planeará nuevos viajes, en los que nutrir su creatividad para desarrollar su trabajo, que se disputan las galerías más importantes de Europa. Los rostros humanos pueblan su obra y las miradas, que reflejan, a veces tristeza y otras esperanza, son una constante tanto en sus cuadros como en sus esculturas. Por eso, Lita Cabellut se autodefine como «retratista de almas».

-¿Recuerda cómo fue su primer contacto con el mundo del arte?
-Me adoptaron cuando tenía alrededor de 12 años y me llevaron al Museo del Prado y me pareció impresionante. En ese momento supe que yo quería eso. En el orfanato también hacía obritas de teatro y, como no sabía escribir, le daba el pan de la cena a una compañera a cambio de que me escribiera los guiones (risas).

-¿Se inspira en todos los lugares a los que viaja?
-Me inspiran los despliegues de colores. Mi trabajo es en gran parte antropológico y me interesa profundizar en los matices de la sociedad y, para ello, necesito estar enmedio. Yo tenía un recuerdo de Tarragona y Barcelona, ciudades a las que he regresado recientemente. He tenido que preguntarme: '¿qué cuadros haría ahora mismo?'. Yo ahora usaría mucho los colores negros de Goya.
Las ciudades y los países son como una casa. Cuando no vibran, cuando no hay armonía o amor, se notan desalmadas. España está un poco desalmada. Me da mucha pena porque, siguiendo con la metáfora de la casa, aquí tenemos joyas muy bellas y un despliegue de colores e historias fantástico. Pero es como si los dueños estuvieran fuera, disfrutando de unas largas vacaciones, y la casa se estuviera manteniendo en condiciones artificiales. Los que están para cuidarla, tampoco pueden vivir en ella.

-¿Cree que vivir en una sociedad tan materialista y alejada del arte ha contribuido a esta situación?
-Totalmente. Antiguamente, los gobiernos se dejaban guiar por filósofos, artistas, pintores, escritores, bailarines... Yo estoy completamente convencida de que la base del amor, de la paz, la empatía y la conciencia están en la belleza. La belleza es algo que nos distingue de los animales. Los animales sólo tienen sentimientos de bienestar o malestar. Los humanos, sin embargo, podemos tener sentimientos muy elevados a través de visiones bellas.
El gran problema de la sociedad, a nivel global, es que nos hemos convertido en una especie de autistas de la belleza. Nos hemos olvidado de ofrecer, de mantener y de alimentar lo más importante que necesita el hombre, que es la belleza espiritual y la intelectual, que estimulan tanto el cerebro como el corazón.

-Si ahora tuviera que retratar a la sociedad actual en uno de sus cuadros, ¿qué reflejaría?
-Retrataría confusión, desengaño, miedo, incertidumbre y tristeza. Es algo visible. Te subes al metro y notas la desconfianza entre la gente. El miedo predomina sobre la voluntad de confiar en la persona que tienes al lado. Las noticias sólo transmiten la sensación de que estamos bajo una amenaza constante. Los medios de comunicación han conseguido destruir la idea de 'lo que no veo, a mí no me pasa'. Todos creamos un espacio de seguridad invisible a nuestro alrededor y nos decimos a nosotros mismos que en nuestra casa nunca van a robar, a nuestros hijos nunca los van a atacar, un terremoto nunca pasará en nuestro país... Todos tenemos ese complejo mecanismo de aislar nuestro mundo de esos peligros y construir unas paredes invisibles que son como castillos. Sin embargo, los medios de comunicación han hecho agujeros en esa fortaleza imaginaria.

-Una sociedad fuerte y segura no interesa...
-En el caos es cuando hay posibilidades de ganancias en este mundo materialista. Cuando la gente está asentada, en calma, se conforma y no consume. Cuando baja el consumo es el momento de agitar y destruir la sociedad para que la gente tenga la sensación de que tiene que saciarse y compensarlo con productos. La guerra es terrible pero nunca vamos a conseguir un mundo sin guerras. Primero porque el ser humano es muy carnicero y porque hay que alimentar a la industria armamentística. Es algo muy complejo.
El mundo es un zoológico donde a veces eres un león y otras eres un lagarto; nunca sabemos qué rol nos va a tocar. Lo único fijo es el ahora. El pasado sólo nos sirve para tener más experiencia y, por supuesto, forma parte de nuestra memoria genética.

-¿Qué cree que nos depara el futuro?
-Yo confío mucho en la juventud. El movimiento del 15-M ha dado un ejemplo a todo el mundo. A los que critican a los jóvenes de hoy siempre les digo que la juventud tiene los valores que nosotros hemos perdido. Esta sociedad ha dejado de darle importancia a la reflexión y nadie se toma un tiempo para profundizar. Todo tiene que estar marcado por tu trabajo, tu sueldo, lo que compras... Lo bueno es que estamos a punto de despertar de esta pesadilla.

-Ahora que Occidente se parece cada vez más a un cuadro de la última etapa de Goya, ¿dónde se inspira?
-Mi última inspiración ha sido Frida Kahlo. Siento una profunda admiración por almas como la suya. Fue una luchadora, una optimista, una rompedora, una inconformista. En el mundo existe el factor del azar pero, más allá de eso, está en nuestras manos hacer de las cosas que nos pasan un éxito o una derrota. Ella demostró que, a pesar de que la muerte la añoraba, optó por la vida y se dio cuenta de que era parte de las dos cosas. Ella fue el ejemplo de un ser humano muy valiente.

Imaginación multidisciplinar
La artista no le da tregua a su imaginación. Cabellut considera que ésta es una fuerza que permite al ser humano hacer «auténticas barbaridades». «El poder de la imaginación es lo más poderoso que posee el ser humano y tiene que estimularse a través del arte, del teatro, de la música», asegura.
La pintora mexicana Frida Kahlo no sólo ha sido una inspiración para la obra pictórica de Lita Cabellut, sino que su figura la ha animado a profundizar en su faceta cinematografica. Cabellut ha presentado un cortometraje, titulado 'Shit happens', de aproximadamente diez minutos de duración, en el que ha sabido captar el imaginario surrealista de Kahlo y su continua lucha por ganarle la batalla al dolor, a la muerte y al amor. Una cinta en la que el movimiento, la textura y la música tienen una enorme importancia.
Su primera experiencia audiovisual fue un cortometraje, de apenas un minuto y medio, titulado 'My World' que protagonizó la propia Lita.

La familia y la curación a través del arte
Lita Cabellut asegura que no se fía mucho de sus recuerdos. Las dos únicas fotografías que conserva de su infancia no concuerdan con las imágenes que ella ha fijado en su cabeza. Sin embargo, para la pintora, el presente es lo que realmente debe valorarse. Sus hijos y su familia, que le acompañan en estas vacaciones ibicencas, forman parte de ese presente y son uno de los pilares de su vida. Su casa y su estudio son una amalgama creativa donde todos pueden expresarse con libertad.
Esa es la idea que le gustaría extrapolar a uno de los proyectos que Cabellut espera poder desarrollar en el futuro. Se trata de un orfanato donde todo el personal estuviera capacitado para educar a los niños a través del arte. «Cuando me adoptaron, les dije a mis compañeras del orfanato que volvería. Nunca lo hice, así que creo que con este proyecto, de alguna manera, podría devolver parte de lo que me han dado las buenas estrellas que me he cruzado en mi camino», señala.
«El arte es el medio más potente y directo para constuir puentes, ojalá eso se enseñara en las escuelas», asegura Cabellut, que participó en un proyecto educativo para enseñar pintura en el colegio donde estudiaban sus hijos, en Holanda.
«Al principio quedaron patentes los miedos de los alumnos a mancharse, a utilizar la imaginación, unas ideas claramente adultas y dictatoriales. Unos se enfadaban con otros pero, poco a poco, todos empezaron a aceptar las ideas de los demás», recuerda la pintora, que añade: «A pesar de que muchos niños llegan a los orfanatos con problemas de autismo, es imposible aislarte del arte. La música, la pintura o el teatro son capaces de penetrar a través de la piel».
Y es que, para la artista, «el sistema educativo actual merma la creatividad». «¿Cómo queremos que los niños sean los líderes capaces de llevar el mundo del futuro si les estamos ocultando parte de la información, no les proporcionamos una educación ética o artística?», se pregunta Cabellut, que concluye: «No significa que todos tengamos que ser artistas pero, por lo menos, existiría una alternativa al sistema educativo convencional».