Han encontrado su destino final. Reposan en tarimas, sobre sus propias bases o en pequeños pedestales blancos, pero todas tienen en común el haber sido creadas en un mismo espacio y en un mismo periodo de tiempo. La Sala Capitular del Ayuntamiento de Eivissa, en Dalt Vila, las cobija ahora, dotándolas de una dimensión completamente distina a la que disfrutaron mientras crecían desde el interior de los escultores que les dieron forma en el baluarte de Santa Llúcia en el marco del primer encuentro de escultores de Eivissa.

Lejos parecen haber quedado los pequeños, casi diminutos, talleres cubiertos con una simple lona ubicados en el baluarte. Las paredes ornamentadas parecen ser más su hábitat, aunque no es más que una ilusión, ya que cada una de las piezas mantiene una parte de su alma siempre aferrada al entorno que la vio nacer.

Allí, en el Consistorio, nos observa el majestuoso Corb Marí de Luis Gallego, una talla de madera y material reciclado que alarga su pico hacia el cielo. O la pequeña y delicada Enseñanza de Pedro Hormigo, a la que parecen querer abrazar las alas de la Olivassa forjada por Jaume Torres Marí. A solo unos pasos, una diminuta talla de piedra a la que ha dado voz Lucie Motyckova se pregunta ¿Quién soy yo? junto a la estilizada figura femenina titulada Looking for Some Energy, de Elena Abeni.

Piedra y madera

Frente a la Sirvia de piedra de Adolf Aymat permanece quieta la talla de madera que Salvador Valenzuela ha llamado Sentado, ambas en la misma zona en la que se eleva por encima de todas las demás la Peonza de Gerhard Hoëhn, una estructura de metal y cristal que parece buscar los frescos ornamentales del techo de la sala.

A lo largo de la semana que compartieron en el baluarte de Santa Llúcia, los escultores gozaron de una climatología bastante benigna, exceptuando algún episodio en el que el viento jugó alguna mala pasada. Y en esos días se pudo comprobar cómo la madera y la piedra continúan siendo dos materiales especialmente queridos por los escultores, aunque las técnicas mixtas, la mezcla de materias y la utilización de elementos reciclados han ido ganando mucho terreno a lo largo de los útimos años. Muestra de ello es el Love Tree de Roland Kocherhans, la figura de un ave de estética gaudiniana firmada por Luigi Secli; Rinoceronte 1, de Marco Zurita, o Caleidoscopio de los sueños. Parque de atracciones de los artistas, la colorista y mironiana pieza de Clara Postiglione.

La exposición de las obras de este primer encuentro de escultores que se ha celebrado en Eivissa (creado por Analia Varela, de Butaca 5, y patrocinado por el Ayuntamiento de Vila) podrá visitarse solo hasta mañana miércoles en horario matutino (de nueve de la mañana a dos del mediodía).