Existe un cierto runrún estos días en Menorca acerca de la evolución de la temporada turística en clave de cierta preocupación por parte del sector sobre cómo están funcionando las cosas a nivel de números. El que vende gasolina dice que las cifras son claramente inferiores al verano pasado, el que tiene coches para alquilar afirma que le sobra flota para este año, los hoteleros temen que habrá que bajar tarifas en agosto si la cosa no se anima en el último momento y el patrón de chárter se lamenta que no hay tanta alegría y que encima, la nubosidad variable ha acabado por emborronar las salidas que tenían previstas en lo que llevamos de verano. Ya solo faltaba tener que votar en pleno mes de julio para acabarlo de arreglar en las zonas más sensibles como por ejemplo, Fornells.

Sin duda las expectativas eran más bien altas porque había una inercia de 2022 que de momento, no parece replicarse este año. Ya lo comentaba en otra ocasión que la inflación está impactando de lleno en el gasto de las familias, que notamos como la cesta de la compra o la cuota de las hipotecas se lleva una parte del presupuesto ordinario, además de verse reflejada, de paso, en sectores de ocio como la restauración, cuyo coste por comensal ha subido notablemente. Una espiral alcista donde resultaría ingenuo pensar que no se ha repercutido en el aumento si no que se quiere desangrar en márgenes. Salir a comer o cenar fuera esta temporada es más caro que otros años, no lo duden. El pronóstico de toda esta inflación parece claro que tarde o temprano acabe en una crisis de la que todo el mundo hace tiempo viene avisando y que pueda servir para corregir los excesos en gasto de años anteriores. Como pasa en la vida, toda acción humana siempre tiene asociadas contraindicaciones. Cuando le pregunto a mi médico internista sobre las contraindicaciones de las pastillas del colesterol que me receta, siempre me pone el mismo ejemplo: si cada vez que tenemos que bajar unas escaleras nos advirtieran sobre los peligros que existen, no nos moveríamos del primer escalón. ¡Feliz verano!