En mi opinión los mejores estudios sobre la situación del sector son los que realiza Exceltur. En el último publicado: el informe de coyuntura de este verano respira optimismo empresarial. El PIB turístico real se situaría, en términos reales, ligeramente por encima del de 2019. Es mucho mejor que lo pronosticado por los expertos al finalizar la pandemia, aunque aún peor del que hubiera debido ser en condiciones normales.

Una de las consecuencias positivas ha sido la mejora en la creación de empleo en el sector, a pesar de las dificultades para cubrir algunos puestos, con más contratos fijos y con mejoras salariales por encima de la media. Para el conjunto del año mejora en 7.000 millones sus propias previsiones de hace tan solo tres meses, con buenos resultados en los últimos meses. Esto a pesar de la caída, hasta recientemente, de los mercados nórdicos, la debilidad de los grandes emisores como Gran Bretaña y Alemania y la muy lenta recuperación de los mercados orientales. En contrapartida, mejoran el turismo nacional, los mercados de vecindad, francés y portugués, el italiano y los americanos , por la fortaleza del dólar.

Para el futuro próximo, según el Fondo Monetario Internacional, la economía de los países desarrollados resiste, pero las amenazas son importantes. Entre ellas destacan el agotamiento del ahorro generado durante la pandemia, el riesgo de crisis inmobiliaria en China, la volatilidad de los precios de las materias primas, la posibilidad de nuevos tropiezos financieros y la inflación. Ningún estudio ha tomado todavía en cuenta los efectos del «cisne negro» de la guerra en Gaza, aunque ya nos encontramos con un aumento de los precios del combustible con el consiguiente encarecimiento de los precios de los ya caros billetes aéreos.

Estamos en una situación similar a la de hace un año: las organizaciones que realizan informes macroeconómicos nos aseguran que el turismo sufrirá, mientras que las empresas del sector, especialmente las compañías aéreas, no toman esos pronósticos en consideración y programan en el convenimiento de que las cosas van a ir bien. Hasta ahora son estas últimas las que han tenido razón.