Cola ayer por la mañana en la oficina de Correos de Isidor Macabich. | Daniel Espinosa

Decenas de personas acudieron la mañana de ayer a la oficina de Correos del final de la avenida de Isidor Macabich para pedir el voto por correo para las elecciones generales del 23 de julio en el último día de plazo para su solicitud. Con tiempos de espera que llegaron a superar la hora, todavía hubo personas que se presentaron en busca de resolver dudas antes de irse de vacaciones o para entregar el propio voto, que les había llegado el día anterior. Ente una cosa y otra, alguno tuvo que escaquearse del trabajo para poder ejercer su derecho al sufragio, cosa que se alargó un buen rato.

La cola llegaba hasta el exterior.
Fotos: Daniel Espinosa.

«Cuando llegué a la oficina hace unos 15 minutos iba por el número 56, ahora va por el 63 y yo tengo el 76. Puedo tirarme una media hora más, con suerte», explicaba Rafa. El socorrista ha venido desde Málaga a trabajar en Ibiza y, aprovechando su día libre, ha acudido a solicitar el voto por correo. Es la primera vez que va a votar de esta forma, aunque se trate de la segunda vez que se pasa por Correos: «Tengo la solicitud, lo que como se me ensució con aceite y también está un poquito arrugada, necesito volver a pedirla». Para Rafa, el proceso «no es muy complicado por ahora» y agradece las facilidades, si bien durante la espera ha preferido quedarse fuera en un banco disfrutando del aire que sopla en vez de esperar de pie en la cola.

La espera parece haberse hecho más larga para Roque López: «Es una barbaridad, va increíblemente despacio y es una pérdida de tiempo importante». López tiene unas vacaciones cogidas que comienzan este lunes y todavía no le ha llegado el voto a su casa, por eso acude a la oficina. «No sé cómo autorizar a otra persona para que vote por mí», explicaba, «he tenido que coger número y hay 20 personas por delante de mí solo para el voto por correo». Tras media hora de espera dentro, el señor ha buscado otra vía para solucionar su problema intentando llamar por móvil, pero «no hay ningún teléfono de atención, es increíble, y donde llamo no me lo coge nadie». López se despidió insistiendo en aquellos nervios que tiene por no poder resolver sus dudas: «Quiero arreglarlo porque la situación es importante como para votar».

Natalia muestra la documentación para votar por correo.
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«Lo estoy intentando», responde un señor al ser preguntado por si viene a pedir el voto por correo. El hombre ya había votado por correo en las anteriores elecciones y confesó que la espera «es más o menos la misma». Al ibicenco, que ha acudido a la oficina porque tiene un viaje de un día justo cuando las elecciones, tan solo le quedaban seis personas por delante tras una media hora esperando fuera. Al menos, expresó, no ha tenido que pedirse un rato en el trabajo: «Soy autónomo. Yo me pido mi autotrabajo, para bien y para mal».

No era el caso de Natalia, que sí que salió del trabajo para venir a la oficina: «En esta oficina se atiende a mucha gente, pero no me queda otra que venir. Al menos dentro se está fresquito». La particularidad de Natalia frente a los demás entrevistados es que ella acababa de entregar el propio voto, que le llegó el día anterior. «Lo hice pronto, como ya lo había solicitado en las elecciones anteriores… Y la verdad que me ha llegado pronto, me lo esperaba para el lunes o el martes», explicaba la mujer, que recordó cómo la última vez le llegó «más justo de tiempo».

Las personas que hayan pedido el voto por correo, que en estas elecciones suponen una cifra récord de más de 2,3 millones de solicitudes, tendrán hasta el día 20 de julio para depositarlo en cualquier oficina de Correos. Los votantes deberán identificarse con el DNI o algún documento análogo. Cabe recordar que el voto se entrega en mano, por lo que si los repartidores no localizan al solicitante, se les informará de que las papeletas permanecerán en Correos, donde podrán ir a recogerlas, rellenarlas y entregarlas hasta tres días antes de las elecciones.