Rueda de prensa de Sánchez tras asumir el encargo del Rey. | Reuters - SUSANA VERA

Una vez recibido el encargo del Rey, Pedro Sánchez afronta días de negociaciones con la vista puesta en su investidura en el Congreso de los Diputados. Pese a que existen algunas nociones fijas y claras, el horizonte que se vislumbra viene marcado por algunas dosis de incertidumbre: todo depende de cómo transcurran los próximos días y de los acuerdos que se alcancen. Este es el calendario que tiene por delante el líder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones para optar a la reelección.

El primer paso de Sánchez para encarar su investidura tras el mandato recibido de manos de Felipe VI pasa por la ronda de contactos con los grupos parlamentarios con representación en la cámara baja. Este mismo miércoles arrancan las reuniones con la representante de Sumar, Yolanda Díaz. Sánchez aspira a reeditar su ejecutivo de coalición con la marca de la vicepresidenta en funciones, y ha asegurado que dialogará con todos, excepto con Vox.

Los encuentros se retomarán después de la cumbre de la Unión Europea en Granada. En concreto la Alhambra cierre sus puertas a los turistas para los días 4, 5 y 6 de octubre, y el recinto histórico se blindará para los líderes comunitarios, que harán un recorrido por el monumento nazarí además de disfrutar de una cena de gala y de un concierto. Una vez zanjados los asuntos de la UE, está previsto que Sánchez se centre de nuevo en la tarea encomendada por el monarca de tratar de obtener la confianza del Congreso para formar Gobierno.

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Lo único cierto y palmario en el asunto de la investidura de Sánchez es la fecha límite para evitar la convocatoria de nuevas elecciones generales. Si antes del próximo 27 de noviembre el candidato socialista no ha obtenido la confianza del Congreso, la presidenta del mismo, Francina Armengol, deberá comunicarlo al Rey, y acto seguido disolver las cámaras parlamentarias y convocar a la ciudadanía española nuevamente a pronunciarse en las urnas. Este mismo martes Armengol afirmó ante la prensa que no convocaría un pleno de investidura hasta que las negociaciones estén ya «maduras», y por tanto los apoyos de Sánchez garantizados.

En estos momentos, Sánchez no cuenta más que con los votos del grupo socialista para apoyar su investidura, de modo que las conversaciones que en estas próximas semanas mantenga con los grupos en el Congreso se antojan decisivas para conocer si habrá un nuevo ejecutivo progresista o nuestro país debe volver a votar. La pretensión del candidato del PSOE es aunar el consenso de la mayoría que hace escasas fechas nombró a la expresidenta balear como presidenta del Congreso. La misma que modificó el reglamento del Congreso para dar cabida en la actividad ordinaria de la cámara baja la utilización de las lenguas cooficiales distintas al castellano.

A esos 178 votos algunas fuentes socialistas esperan aun sumar otro voto más, el de Coalición Canaria. Los nacionalistas insulares han manifestado que ello es posible, siempre y cuando el nuevo gobierno de Sánchez asuma la agenda canaria que el PP suscribió antes de la fallida investidura de su candidato, Alberto Núñez Feijóo. Se da por descontado que Sánchez tendrá enfrente a los propios 'populares', más el 'no' del partido de Santiago Abascal y los regionalistas navarros de UPN. Por tanto, todo lo demás se dirimirá próximamente.