La líder de Sumar Yolanda Díaz (d) felicita al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. | Efe - Juan Carlos Hidalgo

Distintas voces que siguen de cerca la actualidad de la política nacional han destacado en las últimas horas que las máximas dificultades en la legislatura que ha echado a andar con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno puede que no provengan de los independentistas catalanes, como muchos han alertado desde que se conocieran los detalles de la negociación y el pacto en sí mismo. Para algunos lo realmente problemático se encuentra dentro mismo de la coalición de gobierno; esto es el núcleo duro de Podemos que no sin dificultades se integró en la candidatura de Sumar encabezada por Yolanda Díaz.

En todo este tiempo que nos separa desde las elecciones generales del pasado 23-J han sido recurrentes las peticiones por parte del partido morado a Díaz, reclamando un papel más significativo dentro de la plataforma de la dirigente gallega. La actual vicepresidenta en funciones ha quitado hierro al enfrentamiento, ha temporizado cuando los nombres no eran lo primordial sino pactar los contenidos para un programa electoral común. Hasta la saciedad ha pedido Podemos que Irene Montero repita como ministra de Igualdad, algo para lo cual Yolanda Díaz no ha ofrecido una respuesta clara.

El hecho de que Podemos pueda quedarse sin una representación efectiva en el próximo Consejo de Ministros que liderará Sánchez y conformará el presidente en las próximas jornadas se entiende en los círculos políticos como un elemento desestabilizador del nuevo Gobierno de coalición entre PSOE y Sumar. Podemos ya dejó entrever que optarían por presentar una voz propia dentro de la plataforma a la izquierda de los socialistas. Si no les convence el trato, quizás lleguen a romper la baraja según esgrimen con preocupación miembros del grupo parlamentario del PSOE.

De este modo tal vez la formación que alumbró Pablo Iglesias, hoy reconvertido en crítico analista de la actualidad política, quiere poner en valor sus más de 50.000 militantes que recientemente apoyaron masivamente la investidura de Pedro Sánchez, con casi un noventa por ciento de aprobación. Pero la investidura fue una batalla y la conformación del ejecutivo es otra muy distinta. Si bien se da por hecho que Sumar mantendrá la cuota que ostentaba Unidas Podemos en el anterior gobierno de coalición –esto es cinco carteras–, no queda claro qué reparto concibe Sánchez, ni qué condiciones tiene en mente Yolanda Díaz.

Algunas voces bien informadas de Madrid han resaltado en las últimas horas que uno de los cinco ministerios de la coalición de izquierda alternativa podría recaer en Mónica García, la dirigente de Más Madrid, anestesista de profesión y jefa de la oposición a Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Mientras García ni confirma ni desmiente este extremo también se pone encima de la mesa una suerte de trampantojo que podría tratar de contentar al partido morado, con escasos visos de éxito. Sería este el caso de nombrar ministro a Nacho Álvarez, formalmente aun en la dirección de Podemos a pesar de que su misma cúspide lo considera ya fuera ‘de facto’ del partido, más alineado en los últimos tiempos con Díaz que con el irreductible núcleo que aun hoy resiste.