Un manifestante quema una bandera de Alemania (i) mientras otros tratan de irrumpir en el Parlamento griego en Atenas. | ORESTIS PANAGIOTOU

El Gobierno griego no logró ayer, un día más, cerrar el acuerdo que le exige la «troika» formada por la Comisión Europea, el BCE y el FMI para seguir recibiendo financiación internacional, pese a que durante la jornada se informó de avances que parecían definitivos. La negociación es a contrarreloj y a la desesperada.

El gobierno heleno del exbanquero Lukás Papadimos decidió posponer hasta hoy la crucial reunión entre el primer ministro y los líderes de los partidos de la coalición gubernamental -socialdemócratas, conservadores y ultraderecha- que debe refrendar un pacto que en principio debe recoger las exigencias internacionales de que se incrementen más las medidas de austeridad.

Expectación

Este encuentro viene aplazándose día tras día desde el pasado domingo, en medio de una gran expectación en los mercados internacionales. Ayer parecía evidente que se habían logrado avances en las negociaciones entre Papadimos y el ministro heleno de Finanzas, Evangelos Venizelos, por un lado, y los representantes de la «troika», por el otro. Una fuente del Ejecutivo heleno aseguró incluso que se había alcanzado un principio de acuerdo, si bien reconoció que se trataba «sólo de un borrador».

Pero poco después se anunció que se volvía a convocarse una reunión extraordinaria de Papadimos con los emisarios de la CE, el BCE y el FMI. Nada de un acuerdo. Mientras, la vicepresidenta de la Comisión y responsable de Telecomunicaciones, Neelie Kroes, llevó la polémica al defender que la salida de Grecia de la eurozona no sería un drama y que la moneda única sobreviviría si pierde a un Estado miembro. «Si un miembro se va, no es un drama», dijo Kroes en el diario holandés Volkskrant .