SWIFT, con sede en Bélgica, es una plataforma que conecta a unas 11.000 instituciones financieras de todo el mundo y funciona como sistema de mensajería para informar de transacciones financieras, con lo que se ha convertido en un pilar fundamental del sistema financiero internacional. El bloqueo de Swift no estaba incluido en el primer paquete de sanciones acordado la pasada noche por una cumbre de urgencia de líderes de la UE.
Le Maire reconoció que la activación del bloqueo de Swift había generado «reservas» entre algunos Estados miembros de la UE, que no quiso identificar, pero no en Francia, que «no tiene reticencias», ya que «Rusia ha superado ya todos los límites hace mucho». Francia, como país que ejerce la presidencia de turno de la UE, debe «tener en cuenta esas reticencias», pero recalcó que «tiene que haber un consenso europeo» para aprobar esta medida.
Explicó que el Banco Central Europeo y la Comisión Europea «nos van a presentar una evaluación más precisa de las consecuencias de impedir el acceso a Swift de Rusia», y alertó: «Veremos lo que ocurre en las próximas horas». Esta cuestión ha motivado una cierta discusión en el seno de la opinión pública europea. Hay quien no entiende que los socios comunitarios no pongan toda la carne en el asador en estas horas de asedio a Kiev.
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