El euro ha alcanzado por primera vez en veinte años el nivel del dólar este martes. La moneda europea llevaba meses perdiendo valor y batiendo récords. En el último año, ha caído un 15 % respecto a su homóloga americana, que ha aumentado en lo que va de año un 14 %. Aunque parezca una noticia económica alejada de la realidad de la cotidianeidad, lo cierto es que esta pérdida de valor afecta -y mucho- en diversos aspectos. No necesariamente de forma negativa. De hecho, la degradación de la moneda es un instrumento de política monetaria para lograr ventajas competitivas. Algo que, en el escenario de inflación y temores de recesión, en el que nos encontramos, puede suponer un alivio.

¿En qué afecta?

Turismo

En el sector del turismo, por ejemplo, si un europeo viaja a un país con una moneda distinta al euro y pretende cambiar su dinero en dólares, le darán muchos menos que hace solo un año. Esto puede perjudicar en la economía de Estados Unidos, el país más visitado del mundo. Por contra, los turistas extracomunitarios que visiten territorio europeo, verán su capital incrementado, hecho que puede animar a un mayor gasto en hoteles y tiendas.

Comercio

Si el euro vale menos, los productos europeos son más baratos de cara al exterior, lo que supone un incentivo para las exportaciones. Aún así, en otros aspectos el cambio puede ser nefasto. Europa paga el gas y el petróleo en dólares, por lo que, además del ya exponencial encarecimiento de estas materias, ahora serán más caras.

Subida de precios

La pérdida de valor del euro se reflejará muy probablemente en una subida de precios aún mayor de los productos. Esto se explica porque las empresas de Europa pagan muchas de sus materias primarias en dólares, lo que encarecerá aún más el precio de los productos finales y, con ello, presumiblemente la inflación.

¿Por qué ocurre?

La falta de confianza en el euro se ha visto acrecentada en los últimos meses debido a una serie de factores, de entre los que destaca el temor, cada vez mayor, a que Europa entre en recesión.

1. Los inversores se refugian en el dólar. En momentos de incertidumbre económica como los de ahora, los inversores invierten en valores seguros, como en la compra del oro o del dólar. Por tanto, la moneda norteamericana sale fortalecida frente a la europea.

2. La Reserva Federal sube los tipos de interés. Con tal de abordar el fenómeno de la inflación, la Reserva ha subido los tipos de interés, encareciendo los préstamos de los bancos, con el objetivo de enfriar la demanda y contener la subida de los precios. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, aseguró que EEUU iba a seguir subiendo los tipos hasta lograr controlar los precios. Por contra, el Banco Central Europeo (BCE) aún no ha emprendido este tipo de medidas.

3. Incertidumbre económica en Europa. La inflación ha sacudido duramente a Europa y, tras el optimismo postconfinamiento, las tan optimistas expectativas se han visto drásticamente alteradas. Distintos factores que llevan desde hace meses a la baja las previsiones de crecimiento. En Francia, por ejemplo, el Producto Interior Bruto (PIB) se sitúa en -02 %.

4. El enfrentamiento con Rusia. El viejo continente está sufriendo directamente las consecuencias de la guerra en Ucrania y el consiguiente enfrentamiento con Rusia, que está encareciendo enormemente los precios de materias primas básicas para la industria como el petróleo y el gas, dificultando la producción interna de los países y, por consiguiente, su capacidad económica.