Consuelo Ordóñez ha dicho que el preso etarra Valentín Lasarte, condenado por el asesinato de su hermano, el político del PP Gregorio Ordóñez, cree que probablemente esté arrepentido por el crimen pero ha recalcado que no puede perdonarle «jamás» porque el que tiene que hacerlo está muerto.

Ordóñez se reunió el viernes en la prisión alavesa de Zaballa con Lasarte, en un encuentro organizado por el Ministerio de Interior dentro del programa de reinserción de terroristas que incluye este tipo de entrevistas entre víctimas y verdugos, y ha relatado sus impresiones en una rueda de prensa celebrada en un hotel de Vitoria.

Ha reconocido que Lasarte le pidió perdón pero ha criticado que no le contestara a sus preguntas sobre la identificación de terroristas que cometieron atentados y que están sin esclarecer, y que tampoco diera ningún dato sobre quién ordenó o inspiró el asesinato de su hermano.

Reinserción

También Consuelo Ordóñez ha rechazado el programa de reinserción de terroristas del Ministerio del Interior porque no exige que los condenados colaboren con las autoridades en la identificación de los más de 300 asesinatos de ETA que están sin resolver.

Ha reconocido que ha sido «muy duro» el encuentro con Lasarte y ha insistido en que no ha cambiado nada tras la reunión porque lo que quería demostrar acudiendo a esta cita es que «se puede y se deber» pedir el esclarecimiento de los atentados.

El encuentro, según ha relatado la hermana de Gregorio Ordóñez, se prolongó durante casi dos horas en una sala de la prisión, en la que estuvo presente un funcionario de la cárcel, y se desarrolló desde el «más absoluto respeto» por ambas partes.
Acompañada en la rueda de prensa por los miembros de Covite Antonio María Recio y Javier Urkizu, Ordóñez ha explicado que fue a la reunión para que sirviera de «altavoz» a su exigencia de que los terroristas colaboren en esclarecer todos los atentados sin resolver ya que ese es el «único requisito» que prueba el arrepentimiento. Ha señalado que no acudió a la entrevista para juzgar la conciencia o actitud del etarra sino sus «crímenes».