El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en el debate en el Parlament de Cataluña de las enmiendas a la ley de Presupuestos, a los que la CUP ya ha confirmado su rechazo, una decisión que impide la aprobación de las cuentas y que compromete la estabilidad del Ejecutivo catalán. | Andreu Dalmau

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado este miércoles que se someterá a una moción de confianza «pasado agosto» al haber fracasado la tramitación de los Presupuestos de la Generalitat de este año.

En una intervención ante el pleno de la Cámara tras votarse el proyecto de cuentas, ha constatado que ya no tiene «la misma mayoría» que le aupó a la Presidencia, y con la moción quiere ver si logra una mayoría para seguir con la legislatura o debe convocar elecciones.

Puigdemont se ha mostrado muy crítico con el rechazo de la CUP a los Presupuestos: «Han decepcionado las esperanzas de millones de personas que se han movilizado todos estos años para que Catalunya sea un Estado».

Para él, una vez constatado que los Presupuestos no tienen el apoyo de la Cámara, no está dispuesto «a cualquier cosa a cualquier precio» para seguir en el Govern; de ahí que haya invocado este mecanismo parlamentario a renovar la confianza de la Cámara.

Ha recalcado que ni se le ha pasado por la cabeza renunciar a su principal misión en esta legislatura: llevar a Catalunya «a las puertas de la independencia», y por eso seguirá trabajando en los próximos meses.

Al no renunciar al proceso soberanista se da la paradoja de que, para superar Puigdemont esta moción, la CUP es el único grupo de la oposición que comparte el objetivo de declarar la independencia y que, por tanto, le puede renovar su confianza.

Si Puigdemont lo consigue, la legislatura seguirá con el mismo plan: dejar Catalunya a las puertas de su independencia en un periodo aproximado de 18 meses desde las elecciones de septiembre de 2015; si no lo consigue, «se desencadenará el proceso para convocar elecciones».

EL «SACRIFICIO» DE ARTUR MAS

Puigdemont ha hecho una intervención plagada de reproches a los anticapitalistas, a los que ha acusado de imponer sus criterios en el proceso soberanista con 10 diputados, mientras que JxSí --el otro grupo soberanista de la Cámara-- tiene 62: «No hay proporción ni lógica ni lealtad».

El presidente ha recordado que JxSí hizo el «sacrificio» de retirar a Artur Mas como candidato para que la CUP avalara el inicio de legislatura, y ha lamentado que, como contrapartida, este miércoles los anticapitalistas no hayan sido capaces de retirar una enmienda a la totalidad a las cuentas.

Considera que la renuncia de Mas fue inédita y noble, pero ha criticado que la CUP ahora no compense esa decisión y prefiera aliarse con los grupos no soberanistas para rechazar las cuentas.

Incluso ha leído el punto clave del acuerdo de estabilidad, que recogía que la CUP «se compromete a no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos contrarios al proceso y/o al derecho a decidir cuando esté en riego» la estabilidad del Govern.

«Sin estabilidad no se puede gobernar», ha admitido Puigdemont, que plantea la moción de confianza como otra encrucijada en el proceso soberanista: o la Cámara le renueva el mandato para seguir adelante --con los votos indispensables de la CUP-- o con toda probabilidad convocaría unas elecciones, que pondrían en riesgo la actual mayoría soberanista del Parlament.